Si el COVID-19 no fuera suficiente en Estados Unidos, ahora el país también tiene que hacer frente a una invasión de avispas gigantes que han encendido las alarmas. Especialmente el foco se registra en Washington.

El Departamento de Agricultura del Estado de Washington está trabajando ya para erradicarlas antes de que terminen con las abejas de la zona, que cumplen un papel fundamental en la agricultura y que muchas de ellas han aparecido decapitadas.

Además, también se busca evitar la picadura en humanos, algo que podría ser un gran problema. Por suerte, los seres humanos no son el principal objetivo de estos insectos, pero sí podrían atacar y su veneno es aproximadamente siete veces mayor que el de una abeja. Además, si se produjeran múltiples picaduras, podría causar incluso la muerte.

El tamaño de estas avispas es de unos 5 centímetros de longitud y una extensión de alas de 7,5 cm. Su gran cabeza es de color amarillo y posee unas poderosas pinzas, prominentes ojos negros y un abdomen rayado negro y amarillo.

“Son como algo sacado de una caricatura de monstruos”, señala Susan Cobey, criadora de abejas del Departamento de Entomología de la Universidad Estatal de Washington.

Los Vespa mandarinia son originarios del este y el sudeste asiático y son “sorprendentemente grandes”, explicó Todd Murray, científico de la Universidad Estatal de Washington (WSU) y especialista en especies invasoras.

La WSU no está segura de cómo o cuándo llegaron los avispones por primera vez a América del Norte.

“Frecuentemente, los insectos son transportados en la carga en el comercio internacional, algunas veces deliberadamente”, expuso la WSU en su comunicado de abril.