Por David Uriarte  /

La palabra chairo es un adjetivo peyorativo usado en México para describir a un individuo que tiene una ideología de extrema izquierda, sin embargo, la realidad desde la neurociencia es otra cosa.

El cerebro de cualquier humano trabaja de la misma manera, entonces ¿Qué hace diferente a cada persona? Su corteza prefrontal y el entorno. La corteza cerebral es el tercer cerebro hablando desde la evolución ontogenética de la especie.

El primer cerebro es el reptiliano, el segundo el mamífero y el tercero el humano, la suma y función de los tres cerebros, hace de cada persona una identidad distinta.

Los chairos tomaron fuerza y connotación política no tanto por sus ideas de extrema izquierda, sino por la coincidencia de su entorno limitado desde la perspectiva económica, en otras palabras, pueden ser incluso de neurona brillante pero de bolsillo opaco.

Los intelectuales del “chairismo”, ven al mundo como el edén de todos, tienen una visión del capitalismo amenazante, como si fuera la epidemia social de la filogenética contemporánea, en fin, son producto de un cerebro cuya percepción se construyó en las estrecheces de la autorrealización y los rencores de un sistema político que los multiplicó.

El cerebro chairo no es más que un cerebro cuya libertad se basa en el aprendizaje o capacidad para elegir una línea de acción u otra, surge de la corteza cerebral y su entorno.

El Dr. Joaquín Fuster, doctor en filosofía y medicina, profesor de Neurociencia Cognitiva en la Universidad de California, ilustra de manera simple el funcionamiento del cerebro, en especial los cimientos cerebrales de nuestra capacidad para elegir, lo que él llama libertad.

Los cerebros de los chairos simplemente eligen de manera diferente a lo esperado por los cerebros de los ricos y sus adoradores.

Parte de lo importante en el análisis del funcionamiento de los cerebros chairos, es su origen o construcción, quienes hoy se quejan de su multiplicación, son quienes los hicieron: los ricos.

El ciclo de la percepción-acción de cualquier persona es resultado de un cerebro que ve lo mismo pero diferente, la percepción es la realidad al margen del contexto o entorno.