Por David Uriarte /

El Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia se celebra el 17 de mayo para conmemorar la eliminación de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales por parte de la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud, la que tuvo lugar el 17 de mayo de 1990. Aunque desde 1973 la Asociación Psiquiátrica Americana eliminó del manual diagnóstico y estadístico de las enfermedades mentales a la homosexualidad.

Primero en Estados Unidos y después en Europa y el resto del mundo, los organismos encargados de regular la salud pública, coincidieron en el criterio de que la orientación sexual es una condición humana, no una enfermedad.

Aunque no es lo mismo ser homosexual, bisexual, o transexual en cualquiera de sus variantes, las personas que viven cualquier condición diferente a la esperada por su familia o la misma sociedad se enfrentan al estigma construido en una mente reduccionista que sigue pensando en términos biológicos y reproductivos solamente.

De manera paradójica, se ha llegado a pensar que es precisamente la sociedad la primera barrera rumbo a la felicidad de la diversidad sexual, sin embargo, en la práctica se observa a la familia como primer escollo que debe superar la comunidad LGTBIQ+.

Para los que no entienden o se les dificulta entender las siglas y su significado, el acrónimo hace referencia al conjunto de lesbianas, gais, personas trans, bisexuales, intersexuales y Queer.

Las mujeres atraídas por mujeres son lesbianas (L), los hombres atraídos por hombres son gais (G), las personas que sienten inconformidad con su sexo biológico son transexuales (T), las personas que sienten atracción indistinta por hombres o mujeres son bisexuales (B), quienes biológicamente son hombres, pero tienen parte de sus genitales femeninos, o quienes cromosómicamente son mujeres, pero tienen parte de sus genitales masculinos, son intersexuales (I).

Queer es un término tomado del inglés que se define como ‘extraño’ o ‘poco usual’, se relaciona con una identidad sexual o de género que no corresponde a las reglas establecidas de sexualidad y género, y el signo de + da lugar o espacio precisamente a cualquier expresión diferente a las comúnmente conocidas o aceptadas socialmente.

La educación sexual científica es la llave para abrir la puerta al respeto, la tolerancia y la equidad de la diversidad sexual.