Casi dos meses después del brutal asalto de Vladimir Putin a Ucrania, la administración Biden y sus aliados europeos han comenzado a planificar un mundo muy diferente, en el que ya no intentan coexistir y cooperar con Rusia, sino que buscan activamente aislarla y debilitarla a largo plazo.
En la OTAN y la Unión Europea, y en el Departamento de Estado, el Pentágono y los ministerios aliados, se están elaborando planes para consagrar nuevas políticas en prácticamente todos los aspectos de la postura de Occidente hacia Moscú, desde la defensa y las finanzas hasta el comercio y la diplomacia internacional.
La indignación se dirige más inmediatamente al propio Putin, de quien el presidente Biden dijo el mes pasado que “no puede permanecer en el poder”. Si bien “no decimos cambio de régimen”, dijo un alto diplomático de la UE, “es difícil imaginar un escenario estable con Putin actuando de la forma en que lo hace”.
Pero la nueva estrategia emergente va mucho más allá del líder del Kremlin, ya que los planificadores continúan revisando los documentos fundamentales que se presentarán en los próximos meses.
Es probable que la primera Estrategia de Seguridad Nacional de Biden, requerida legalmente el año pasado pero aún sin completar, se altere significativamente con respecto a las expectativas iniciales de que se concentraría casi exclusivamente en China y la renovación interna.
La nueva Estrategia de Defensa Nacional del Pentágono, enviada el mes pasado en forma clasificada al Congreso, prioriza lo que un breve resumen del Pentágono llamó “el desafío de Rusia en Europa”, así como la amenaza de China.
La Unión Europea ha elaborado planes para reducir en dos tercios su fuerte dependencia del gas ruso a finales de este año y poner fin a todas las importaciones de combustibles fósiles de Rusia antes de 2030.
Los aliados han anunciado importantes aumentos en el presupuesto de defensa que se extenderán en el futuro. Se espera que Finlandia y Suecia soliciten su ingreso en la OTAN antes de la cumbre de junio en Madrid, un cambio significativo en el equilibrio de la seguridad europea que también aumentaría considerablemente la presencia militar de la alianza cerca de Rusia.