Por David Uriarte / 

La neuropsiquiatra de la Universidad de California y doctora en medicina, Louann Brizendine, en uno de sus libros “El cerebro femenino”, refiere desde la ciencia las diferencias entre los cerebros femeninos y masculinos. “El HIPOCAMPO: el elefante que nunca olvida una pelea, un encuentro romántico o un momento de ternura, ni deja que lo olvides tú. Mayor y más activo en las mujeres” (Louann Brizendine, 2007, p. 13).

Las peleas o reclamos de las parejas que terminan en procesos psicoterapéuticos, llevan invariablemente un toque de las vivencias del pasado, un hipocampo femenino que nunca olvida, esa es la cuna de las diferencias en parejas de reciente creación y parejas que superan las cuatro o cinco décadas.

Al escuchar al presidente López Obrador hablar casi siempre del pasado, de los agravios a los pueblos originarios, de los agravios de los expresidentes, de los agravios a los mexicanos por parte de los españoles, en fin del pasado, la primera reflexión psico-neuropsiquiatra es que se trata de un cerebro femenino reclamando hechos o dichos del pasado.

Es probable que fuera más rentable para los gobernados, que el Presidente hablara del aquí y ahora, y más que planeara la incursión de México en el futuro económico, de salud y de seguridad por decir lo menos.

Los rencores y agravios del pasado pueden engendrar venganza y distracción de los temas urgentes como la inseguridad, la pandemia, la pobreza y la educación, de que sirve a los mexicanos o que les resuelve saber que dentro de unos meses se cumplen 500 años de la conquista española, o que el Reinado de España ofrezca una disculpa por las tropelías realizadas.

Sería mejor dejar de lado el recuerdo infértil de un agravio y transformar el pensamiento en propuestas que resuelvan el miedo de salir a la calle, el hambre de 15 millones de mexicanos que viven en extrema pobreza, las deudas impagables de cincuenta millones de mexicanos, las fuentes de trabajo agotadas, la escasez de medicamentos para el cáncer, y la falta de oxígeno y atención a los enfermos de Covid en esta tercera ola de la pandemia.

¿Será mejor hablar de un pasado que no tiene futuro?