Por David Uriarte /

Si alguien sabe y conoce las entrañas de la vida en pareja son los integrantes de la pareja, si alguien sabe y conoce la vida de los Presidentes son aquellos que conocen las huellas de sus ejercicios presupuestales.

 

Contratos, proyectos, programas, apoyos, y todo aquello que deja huella o es rastreable puede terminar incriminando a cualquier Presidente, no importa que su firma no esté en contratos o documentos, basta el dicho de los que operaron el presupuesto para señalar responsabilidades desde el Presidente hasta el servidor público modesto o incluso particulares beneficiados con el erario de la nación.

 

Cuando la pareja se separa -en resumen- pasan dos cosas: una separación civilizada, respetuosa y armónica; o una separación catastrófica de dimensiones insospechadas que puede incluir denuncias y la búsqueda de cárcel para sellar con un juicio legal el final de una relación romántica con final tormentoso.

 

Lo mismo les pasa a los Presidentes, pueden terminar su régimen sin pena ni gloria, pueden pasar a la historia como grises, blancos o rojos pero nunca piensan o se imaginan que el maridaje poder-dinero les cobre la factura a tal grado que implique cárcel.

 

Aquellos que les aplaudieron y fungieron como subalternos, hoy los señalan con la carga de la prueba irrefutable porque formaron parte del maridaje jefe-subalterno, si alguien sabe y conoce los laberintos del poder y sus estragos, son los operadores y/o beneficiarios que viven esperando que el tiempo no los alcance y el brazo de la justica menos.

 

Todos los habitantes sexenales de Palacio Nacional habían salido “mansitos”, unos les cuidaban las espaldas a los otros y así se dio la transición en los últimos cien años, más en los últimos seis sexenios hasta que llegó mano de piedra y no precisamente “mano de piedra Durán”, el boxeador, sino “mano de piedra AMLO”.

 

El Presidente actual estudió de cerca los movimientos de los expresidentes, analizó el impacto mediático que representa juzgarlos por hechos u omisiones en sus gobiernos, y hoy el grado de popularidad es igual o más alto que el pitcher sinaloense de grandes ligas Julio Urías. Con parejas y Presidentes: “cuidado”.