Por David Uriarte /

No hay ingenuidades en las decisiones parlamentarias, menos cuando se tratan temas de sumo interés para el presidente López Obrador, creer o pensar que los senadores de oposición se equivocaron al votar a favor de la iniciativa para la permanencia del ejército en las calles, esa si es ingenuidad.

87 votos a favor, 40 en contra y ninguna abstención, así se alcanzaron las dos terceras partes para aprobar la reforma constitucional.

Miguel Añorve, Sylvana Beltrones, Carlos Aceves, Eruviel Ávila, Ángel García Yáñez, Verónica Martínez, Nuvia Mayorga, Jorge Carlos Ramírez Marín y Mario Zamora, son los senadores del PRI que vendieron caro o barata su primogenitura al régimen actual, por lo tanto, que no sorprenda a nadie que el día de mañana cualquiera de ellos aparezca enarbolando una candidatura por MORENA o termine en una embajada o en un puesto público donde siga cultivando sus aspiraciones políticas.

El caso del senador Miguel Ángel Mancera es entendible, el sistema lo tiene agarrado de algún lugar tan sensible que no tiene mucho margen de maniobra; caso parecido al del líder nacional del PRI el diputado federal Rafael Alejandro Moreno Cárdenas.

Los intelectuales de la política o los traicioneros de sus partidos, depende la óptica con la que se analice la conducta, buscan justificar la venta de su voto a través de discursos cantinflescos y poco creíbles.

Para entender o saber la verdadera motivación de los senadores que le dieron la vuelta al marcador, tendría que aparecer otro ‘guacamayazo’, conocer los contenidos de las pláticas a puerta cerrada donde se negoció con la conciencia de cada uno de los senadores de oposición.

La defensa de la actitud diametralmente opuesta a lo esperado por el partido de los senadores de oposición, es como si quisiéramos defender o minimizar la balacera en San Miguel Totolapan Guerrero, donde la fachada del ayuntamiento quedó marcada con decenas de impactos de proyectiles de grueso calibre, donde el número de muertos supera las dos decenas, o como si alguien desde el gobierno federal se atreviera a decir que las muertes van a la baja después del asesinato de la diputada Gabriela Marín en Cuernavaca, diputada local en el estado de Morelos.

Para cerrar con broche de oro el tema del trastorno en la dinámica política del sistema, Tatiana Clouthier renuncia a la Secretaría de Economía.