¿Te ha sucedido alguna vez que te levantas por la mañana sólo para darte cuenta que es otro día igual a todos? Donde seguramente harás las mismas cosas, irás a los mismos lugares, verás a las mismas personas y en general te encontrarás experimentando la rutina del día anterior…

Si es así, seguramente estás en “El día de la marmota”, título de una película de principios de los años 90´s que desarrolla la historia de un meteorólogo arrogante que queda atrapado en el tiempo (curiosamente el día en que se celebraba “El día de la marmota” en una comunidad de Estados Unidos) y todos los días a partir de ahí se repiten incesantemente, experimentando las mismas situaciones, en el mismo contexto y con las mismas personas.

La película me parece propicia para hacer un pequeño análisis de cómo vivimos y cómo utilizamos el tiempo cada uno de nosotros; así por ejemplo aunque es propio de la civilización humana establecerse en un lugar y adherirse a hábitos y rutinas vivimos como si nunca fuésemos a morir.

Cuando nos preguntan ¿cuántos años tienes? respondemos diciendo la edad que tenemos más en realidad no sabemos cuántos años tenemos de vida por delante; aunque cada día es igual, generalmente no lo aprovechamos para aprender algo nuevo para hacer algo diferente que aporte a nuestro crecimiento y bienestar.

Las personas, los lugares, las situaciones y el día (24 horas) serán siempre lo mismo,así que los únicos que podemos “ser” distintos somos tú y yo, ésta es la forma en que puede ocurrir un cambio, ya lo decía el gran físico Albert Einstein: «si no te gusta el mundo que ves, quiero que sepas que no lo puedes cambiar, más si cambias uno de tus pensamientos sobre él, cambiará tú universo».” 

Entonces, se trata de ver cómo estamos enriqueciendo nuestra vida, que valor le damos al tiempo que aún tenemos, porque aunque no podamos cerrar los ojos y cambiar mágicamente el contexto en el que vivimos, sí que podemos transformarnos aprovechando lo que tenemos.

Haciendo una analogía, supongamos que a todos al nacer se nos otorga arcilla para moldear, para algunos las circunstancias son más favorables y les toca gran cantidad, mientras que otros a lo sumo alcanzan una pequeña cantidad.

Sin embargo, los que tienen poco pueden moldear su arcilla de una manera verdaderamente artística y crear una obra de arte, mientras los que fueron muy favorecidos en cantidad pueden no saber qué hacer con ella.

La moraleja entonces, es que en la vida no es tan importante lo que tienes sino lo que haces con lo que tienes.