Man upset

He aquí una verdad que a nadie le gusta escuchar: el dolor es parte de la vida. Cuando pensamos en lo que queremos y esperamos de nuestra vida, el dolor no forma parte de la lista y aún así nos lo encontramos de vez en cuando, algunas veces es físico (¿quién no se ha pegado en el dedo chiquito del pie?), mientras que otras, es emocional. En este caso me referiré al segundo tipo de dolor, específicamente.

Sentir dolor es natural y es parte de nosotros

Comparemos a la vida con un viaje en carretera, lo que uno espera es que el pavimento esté en buen estado, que el carro o autobús tenga clima, que la batería del celular alcance, llegar en el tiempo establecido. Lo que uno suele encontrar: la carretera con baches, la persona que viene a tu lado ronca muy fuerte, se le poncha una llanta al vehículo, se acaba la batería del celular y haces el doble de tiempo del que se suponía que ibas a hacer. Uno creería que nada bueno puede salir de esa situación, pero de pronto de sorprendes al darte cuenta de que gracias al retraso pudiste contemplar un atardecer hermoso, al entrar a la ciudad había menos tráfico del que habría si llegaras a tiempo, encuentras un lugar donde la comida es deliciosa y que abre a la hora a la que acabas de llegar, puedes cargar tu celular porque la persona que te atiende es muy amable y te presta un cargador.

Algo así pasa con el dolor, es todo eso que no te esperabas pero que al final te ayudo, seguro te has preguntado ¿de qué sirve que me duela? Bueno, pues si te duele es porque te importa, ¿preferirías no sentir nada? Recuerda que si dejaras de sentir dolor, lo más probable es que tampoco encontrarías algo que te hiciera feliz, porque cómo podrías reconocer la felicidad si no sintieras también dolor o tristeza. Sencillamente porque necesitamos un punto de referencia, para saber que podemos hacerlo mejor, para saber que dimos nuestro mejor esfuerzo, para saber que estamos vivos: los únicos que no sienten dolor, son los muertos.

Algo importante es reconocer la diferencia entre el dolor y el sufrimiento, el primero es natural, es parte de nosotros y va a llegar cuando algo se acabe, porque a veces cuesta desprenderse de algo que nos hace felices o a lo que ya nos acostumbramos, como cuando tu pantalón favorito deja de quedarte. El segundo, es una decisión, es saber que el pantalón ya no te queda y pasarte las horas, los días y las semanas, enojado o triste o decepcionado de que el pantalón ya no te queda, en lugar de darte cuenta de que probablemente ya no te queda porque has crecido, porque estas cambiando, o quizá simplemente lo desgastaste demasiado. Sufrir es darle vueltas la situación hasta el cansancio, es negarte a reconocer que eso que fue no va a volver, sea por el motivo que sea.
Recuerda que cada cambio va a traer consigo un periodo de duelo, dolor, incomodidad, que puede durar días, semanas y a veces, meses, pero al final, será tu decisión sufrir o avanzar y adaptarte a esos cambios, porque como dijo Einstein: la vida es como andar en bicicleta. Para mantener el equilibrio tienes que seguir moviéndote.