Por David Uriarte / 

Lo que empaña la realidad es el juicio. Una cosa es el incumplimiento de la norma jurídica o social, y otra el juicio derivado del desacuerdo. Sacar el porcentaje o promedio de personas a favor o en contra de una figura pública, más si se trata del Presidente, es fácil… Analizar el discurso y contrastarlo con los hechos también, sin embargo, cuando los ánimos rebasan la prudencia, aparecen los señalamientos, el encono y la confrontación.

Hoy, el Presidente de México pronunció palabras interesantes para el análisis político y psicológico, dijo que hubo quien fue Secretario de Salud sin ser médico, en franca alusión al político Salomón Chertorivski Woldenberg, quien en 2012 fue Secretario de Salud en el gobierno de Felipe Calderón; una verdad de Perogrullo.

Antes, ponderó las credenciales del aparecido Jorge Carlos Alcocer Varela, médico, investigador, catedrático y académico mexicano, hoy Secretario de Salud en México. Aprovechó para respaldar al tan aplaudido Hugo López-Gatell Ramírez, un subsecretario incómodo para los aspirantes a suceder al doctor Alcocer, y un alfil en el tablero político del presidente López Obrador.

No se necesita ser adversario de nadie para contrastar los dichos con los hechos. En el gabinete del actual gobierno, hay titulares de Secretarías y responsabilidades que no cumplen con el perfil técnico o académico, sin embargo, ese no es el tema, el tema es la crítica de conductas pasadas que se repiten en el presente.

Hoy lució como regañado en segunda fila el doctor López-Gatell; al Secretario de Salud no le alcanzan los reflejos para contestar técnica y científicamente las preguntas agudas que le lanzan los reporteros, pero la instrucción es que tiene que hacer presencia.

Perder empleos, adeptos, o popularidad es lo de menos; perder vidas humanas -testimonios vivientes de las carencias elementales en los servicios de salud y sus consecuencias- es lo peor; se puede afirmar que en esta pandemia los únicos que ganan son los de las funerarias.

Para entender a AMLO sin juicios, se necesita prudencia, capacidad de análisis, estabilidad emocional, y un toque de indiferencia social.