Por David Uriarte /
El 17 de octubre es el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. La incapacidad para resolver lo básico en la vida forma parte del paquete complejo de la pobreza: desde la necesidad primaria de respirar, alimentarse, descansar, incluso tener sexo y mantener una fisiología adecuada, pasando por las condiciones de seguridad, empleo, salud, propiedad, amistad, afecto, intimidad, confianza, respeto y éxito, hasta la resolución de problemas personales y familiares. Todo esto tiene que ver con el tema de la pobreza y, por supuesto, también con la riqueza.
La pobreza es un detonante de conductas atípicas, de comportamientos condenados por parte de una sociedad que no vive esta condición humana. Es tema de conversación política, un asunto prioritario para los gobiernos que muchas veces se quedan en buenas intenciones. Los cinturones de pobreza están presentes en ciudades que aparentan ser la panacea de la economía, lugares identificados por su riqueza; sin embargo, son como tapetes finos que esconden basura debajo.
El fin de la pobreza puede convertirse en parte de la esperanza con la que mueren millones de personas en el mundo. Una esperanza alentadora para unos y extinta para otros; una maldición para algunos, una condición social para muchos. En fin, el tema da para confeccionar cientos de ideas, sin embargo, las ideas no erradican la pobreza en el mundo.
Construir un mundo con equidad en todos los sentidos sigue siendo un paradigma romántico, muestra de buena voluntad y discurso político muy trillado. La pobreza y la educación, al parecer, se repelen. Las masas de pobres viven inmersas en un silencio cognitivo, no porque exista daño cerebral, sino porque hay una carencia profunda que les impide resolver lo básico, como alimentarse o tener un techo digno para la familia.
El fin de la pobreza se da con la muerte, suena drástica la afirmación, sin embargo, la historia mundial demuestra que los países pobres siguen siendo pobres en su gran mayoría.
La pobreza tiene sus clasificaciones, desde la pobreza extrema hasta la pobreza por rubros como la educación, el acceso a la salud, y otras condiciones implícitas en las carencias.
La pobreza extrema genera sufrimiento desde la perspectiva teórica de quien no la conoce, hay quienes afirman que la gran mayoría de pobres clasificados como extremos, tienen una perspectiva distinta, es decir, su grado de conciencia y percepción es distinta.
La pobreza tiene sus clasificaciones: desde la pobreza extrema hasta la pobreza por rubros, como la educación, el acceso a la salud y otras condiciones implícitas en las carencias. La pobreza extrema genera sufrimiento, al menos desde la perspectiva teórica de quien no la conoce.
Hay quienes afirman que la gran mayoría de pobres clasificados como extremos tienen una percepción distinta; es decir, su grado de conciencia y percepción de la realidad es diferente.