Por David Uriarte /
Una cosa es tener la disposición y la voluntad para atender los destrozos en materia de fenómenos climáticos como huracanes, ciclones y lluvias copiosas, y otra distinta es predecir la intensidad y agenda de estos fenómenos.
De manera súbita el fin de semana llovió en Culiacán y lugares circunvecinos, como siempre, las primeras lluvias arrastran toneladas de basura y los arroyos naturales estrenan su cauce generando inundaciones.
Desde hace días, personal operativo del Ayuntamiento de Culiacán se dio a la tarea de limpiar las alcantarillas y desazolvar arroyos, más tardan en limpiar las alcantarillas que la basura en volver a ocluirlas de manera parcial o total.
La primera lluvia en Culiacán fue el sábado pasado, inundaciones y apagones fueron los signos de bienvenida, la segunda lluvia fue el día de ayer domingo, ahora la densidad fue mucho menor y sólo trajo apagones constantes, de esos que dañan los electrodomésticos y los aires acondicionados.
Las inconformidades sociales son resultado natural de los imponderables producto de estos fenómenos naturales, las lluvias y vientos del sábado pasado derribaron árboles y estos a su vez obstruyeron algunas calles, hasta el día de ayer por la tarde, permanecía derribado y obstruyendo la mitad de la calle Alejandro Avilés Inzunza, esquina con la calle profesor Carlos López Alvarado, a una cuadra del centro comercial FORUM.
Decenas de cuadrillas se activan en temporada de lluvias, lo mismo a las dos de la tarde que a las dos de la mañana, los desperfectos mecánicos de los vehículos también son consecuencia de esta temporada, si a esto le agregamos las obras inconclusas que deja la JAPAC como la de la calle hidalgo a media cuadra de la tienda del IMSS, el tráfico vehicular se vuelve caótico.
A la sociedad poco le interesa el color del partido que gobierne, o si andan o no en marchas de tinte político, lo que le interesa es que los servicios públicos funcionen; que las redes de agua potable y drenaje sanitario no se colapsen; que el alumbrado público funcione; el servicio de recolección de basura no falle; que las banquetas estén transitables; que las rampas para las sillas de rueda existan; que los baches sean las excepciones en las calles; que la sincronización de los semáforos funcione… En fin, la sociedad solo reclama eficiencia en los servicios.
Las lluvias ponen en guardia a los ayuntamientos.