Por David Uriarte /
Muchas personas son alérgicas a la atención psicológica: temen desnudarse emocionalmente, tienen sufrimiento anticipado al saber que la honestidad es una pomada que duele; piensan que callar es curativo, le apuestan al tiempo como pócima sanadora, creen en el olvido como cicatriz reparadora del tejido emocional que permanece hibernando. Incluso, muchos se llevan a la tumba el secreto que solo ellos conocen, aunque las consecuencias las conozcan muchos.
Incluyendo algunos psicólogos, muchas personas ignoran que la psicología es arte cuando se practica y ciencia cuando investiga. Precisamente, las investigaciones revelan que hay algo que se llama psico-neuro-inmunología o psico-neuro-endocrino-inmunología: la suma de la psicología con la neurología, más la endocrinología y la inmunología. O, dicho más fácil, la unión del estudio del comportamiento con el funcionamiento neurológico, el de las glándulas y hormonas, junto con la respuesta inmunológica del organismo; todo en un solo paquete de estudio desde el siglo pasado.
Cuando se habla de las enfermedades desencadenadas por el estrés, se hace referencia a una condición psicológica que rompe las estructuras de defensa emocional, aquello que va más allá de la resistencia humana y compromete las funciones o equilibrios hormonales. Es el caso de la obesidad generada por ansiedad, que incluso llega a modificar el funcionamiento de la glándula tiroides; las cefaleas o dolores de cabeza difíciles de tratar; esas migrañas incapacitantes cuya raíz es psicológica; o las enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, el lupus o la fibromialgia, padecimientos refractarios a los tratamientos farmacológicos.
Los tratamientos psicológicos nada tienen que ver con los consejos. Es precisamente la ignorancia lo que hace creer a muchas personas que ir al psicólogo es ir en busca de un consejo. La visita al psicólogo es la búsqueda de un diagnóstico: ya sea un trastorno de personalidad, un trastorno mental, un trastorno de la vida de relación, un trastorno producto de las condiciones sociales en que se vive o una enfermedad biológica camuflada de enfermedad emocional.
Establecer un diagnóstico oportuno es diferente a buscar culpables, dar consejos o establecer juicios o alianzas con la persona que sufre. Eso es lo positivo de la psicología y del psicólogo.














