Por David Uriarte /

Las criticas relativas al desempeño político del Presidente Donald Trump, se quedan en el aire de la inconformidad de los afectados, sorprendidos, o estudiosos de la conducta humana.

En sus primeros cien días de mandato, ha realizado una serie de cambios donde el centro de sus intenciones es el dinero, la salud pública vulnerada por las drogas, y el tema de los ilegales, principalmente.

El tema de los aranceles no es otra cosa que recuperar más dinero para ellos, fortalecer su economía, y demostrar superioridad o control en el los mercados internacionales.

La salud pública de los estadounidenses, afectada por el consumo de drogas, está marcada desde el siglo pasado, la marihuana es de consumo transgeneracional igual que las anfetaminas, la heroína, cocaína, y en los últimos años el fentanilo, es la verdadera plaga para ellos.

El Presidente Trump habla de trescientos mil muertos por las drogas en su país, las estadísticas reportan cien mil, sin embargo, ese no es el tema, el tema es la letalidad de las drogas.

Por un lado, la predisposición adictiva de los estadounidenses, y, por otro lado, la ventana de oportunidad comercial para los narcotraficantes de todo el mundo, este es el binomio perfecto para construir el fenómeno de muerte; muerte de los consumidores y muerte de cientos de narcotraficantes.

La lista de los más buscados por las autoridades norteamericanas en la categoría de narcotráfico, están plagadas de nombres de origen latino, especialmente mexicanos. La preocupación es tal, que agencias como la DEA trabajan intensamente desde hace más de cincuenta años en México para localizar, detener, encarcelar y deportar a estos delincuentes. Muestra de ello, son las recientes deportaciones y el endurecimiento del discurso del Presidente Trump.

En los primeros días del gobierno del Presidente Trump, habló maravillas de la Presidenta Sheinbaum, poco a poco el tono del discurso fue cambiando hasta que de plano no aguantó y dijo lo que piensa.

El día de ayer el Presidente Trump dijo, “Y creo que es una mujer encantadora. La Presidenta de México es una mujer encantadora, pero les tiene tanto miedo a los cárteles que ni siquiera puede pensar con claridad”.

Esta afirmación más que temeraria, es la fotografía de un hombre cuyo poder le aligera el pensamiento y le suelta la lengua. ¿Mano dura?