Por David Uriarte /
Hay huérfanos de padres vivos, es decir, personas cuyas carencias afectivas derivan de los apegos insanos o la ausencia de las figuras más importantes para cualquier ser humano: sus padres. Hablar de padres implica de manera natural hablar de la madre y el padre, cada figura asume un papel diferente pero complementario en crianza y estructura de la personalidad de los hijos.
La maternidad como sentimiento y experiencia de vida, va más allá de lo biológico para meterse en lo más profundo de las entrañas de aquellas mujeres que han construido un vínculo emocional indescriptible con otro ser humano.
Casi siempre se asocia la maternidad con el embarazo, se llega a pensar requisito indispensable la fecundación para dar paso a la maternidad. Sin embargo, la fecundación no siempre es biológica, es decir, hay madres cuyo sentimiento es tan legítimo, aunque no anidaron en su útero un hijo biológico, pero sí, construyeron un vínculo emocional fuerte con alguien desde su infancia. Para estas personas, aunque no los hayan parido, se construye el binomio madre-hijo, para los hijos, ella es su madre, y para la mujer ellos son los hijos.
Hay madres biológicas ausentes, también las hay enfermas de la mente, hay madres que son víctimas de un brote psicótico o de una depresión posparto; en estos casos, la maternidad se vuelve patológica… Incluso hay extremos donde los hijos son tirados literalmente a la basura, o privados de la vida.
Estos casos de maternidades patológicas por fortuna son raros, pero existen, siempre o casi siempre se habla de la maternidad sana, del amor incondicional de una madre a sus hijos. En México, un día como hoy 10 de mayo, es el altar emocional de casi todos los hijos, a sus madres, hay también las excepciones donde la mente del hijo desconoce la figura materna por alguna razón.
Las orfandades como tal, tienen una importancia basada en los sentimientos de abandono propios de los hijos que han perdido a su madre y se les dificulta encontrar la figura sustituta emocionalmente.
De cualquier manera, la experiencia de las maternidades sanas representa un gran porcentaje, las emociones van más allá de las razones de la biología y la psicología, las sensaciones subjetivas de placer hacen que el amor de la madre sea el piso y el cielo de su felicidad, incluso la pareja pasa a un segundo término, así es la maternidad sana.