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Por David Uriarte /

La serie de acontecimientos observados por la sociedad en México, representa una realidad y una percepción; realidad cuando se describen los hechos, percepción cuando los hechos se dimensionan según las representaciones personales.

Cinco muertos son cinco muertos, es la suma de los hechos, pero si uno de ellos es tu hermano, tu padre, tu hijo, o un ser querido, entonces el número deja de ser número para convertirse en sentimiento, en ausencia, en dolor, sufrimiento, importancia, coraje contra el gobierno, contra la vida… en fin, el número se convierte en significado, deja de ser estadística para ser emoción.

Mientras el gobierno habla de números que aumentan o disminuyen, la sociedad habla de emociones que les afecta, mientras se exhibe o presume un número considerable de elementos policiacos en la calle para vigilar, parte de la sociedad dolida visita los panteones como muestra de lo único que queda en la desgracia; el recuerdo.

No se trata de cosas buenas o malas, de calificativos según el interés personal o político, se trata de dos caras de la misma moneda, la moneda son los gobernados, donde una cara expresa todas las bondades de vivir en un régimen que busca vender la idea de no pasa nada; y la otra cara es la representación del dolor, el sufrimiento, el miedo, y la incertidumbre de los gobernados infectados por el virus de la violencia y sus consecuencias.

Uno de los indicadores de la calidad de vida de una sociedad es la muerte natural, mientras más longeva es la población, mejores condiciones genéticas exhiben y mejores estilos de vida promueven, el indicador de salud mental y civilidad también es importante, este se mide por la conducta en la vida de relación social, es decir, por la forma de vivir y convivir de las personas unas con otras, si prevalece la solidaridad, la ayuda mutua, el respeto, y la prudencia, se puede decir que es una sociedad civilizada y sana mentalmente, si lo que prevalece es la incertidumbre derivada de la falta de respeto a la vida, la violencia y la muerte dolosa, entonces estamos frente a una sociedad enferma.

No se trata de bueno o malo, se trata de la enseñanza de valores en el seno de la familia, del aprendizaje de los hijos impreso por el ejemplo de sus padres, aprendizajes sanos donde el respeto prevalezca como guía de conducta personal en la vida.

La moneda es la misma, no es buena ni mala ¿En qué lado estas?