Por David Uriarte /
“No es para tanto” dicen muchas personas que desconocen el contexto de una ciudad fantasma, de una sociedad impregnada por el miedo, llena de mitos, leyendas, y mitotes de todos calibres, más la realidad.
Hay dos realidades, la realidad legal, aquella donde se plasma el número de muertos, desaparecidos, levantados, vehículos robados, y domicilios allanados o dañados por los impactos de las armas de fuego, la otra realidad, es la realidad real, aquella donde el número de muertos es mayor que la oficial, los desaparecidos o levantados también superan las cifras oficiales, y los vehículos robados junto con las casas dañadas o marcadas por los impactos de bala también son muchos más.
¿Por qué son dos realidades? Simplemente porque hay caídos en los enfrentamientos que fueron retirados por sus correligionarios, otros tantos desaparecieron, pero no son reportados o denunciados ante las autoridades por cuestiones estratégicas, en algunos casos, los familiares mejor reportan a sus desaparecidos a los grupos de buscadoras.
En el caso de vehículos robados o despojados, aquellos sin cobertura por las aseguradoras, pasan al subregistro, los dueños de domicilios dañados lo que buscan es huir, dejando de lado los trámites legales ante la fiscalía.
Estas dos realidades terminan siendo una sola, aunque muchos insistan que no es para tanto, la verdad se mide en dos rubros, el miedo social, y la caída de la economía, el miedo no tiene un instrumento de medición, sólo se percibe y conduce a comportamientos atípicos, sintomatología asociada al desespero, el insomnio, la irritabilidad, labilidad emocional, impulsividad, llanto fácil, ausencias mentales, o sintomatología clásica de estados depresivos.
Lo que, si se puede medir, es la variable de la economía, bajas de trabajadores ante el seguro social, despido de trabajadores, adelanto de vacaciones, reducción de jornadas laborales, atrasos en el pago de hipotecas o deudas programadas, interrupción de obras de construcción, remodelación, o mantenimiento industrial o residencial.
No es para tanto, insisten aquellos cuya óptica no alcanza a dimensionar el tamaño de la realidad, no es lo mismo un día o un fin de semana, que tres semanas de crisis, aún más, la pregunta es obvia ¿Cuándo terminara esto? La respuesta también es obvia -no se sabe-.
¿Sigues pensando que “no es para tanto”?