Por David Uriarte /
Los aforismos representan una idea global o compleja en una frase concreta. El presidente López Obrador se rige por ideas u obsesiones bien definidas y plasmadas en frases icónicas que ya forman parte de su régimen de gobierno, como la sentencia conocida por todos los mexicanos y repetida cientos de veces por él, “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”.
El fondo y la esencia del pensamiento del Presidente es la igualdad, en esa lógica de generalización, o todos los mexicanos son pobres, o todos los mexicanos son ricos, de tal manera que, o todos los mexicanos están sanos o todos los mexicanos están enfermos.
La realidad muestra una tendencia unificadora, los mexicanos según las estadísticas oficiales cada vez son más pobres, incluso la proporción de pobres está aumentando en este régimen de gobierno. Así mismo, la proporción de mexicanos enfermos está aumentando, así lo reflejan los 130 mil muertos declarados por el gobierno del presidente López Obrador, sin contar los subregistros que pidieran duplicar o triplicar la cifra negra de la realidad catastrófica.
La complejidad de la realidad es tal, que sería injusto afirmar que la culpa de los muertos independientemente de la cifra la tiene el gobierno, como también sería imprudente afirmar que el número de pobres aumenta necesariamente por culpa del régimen político actual.
En el tema de la salud pública, hay variables que se salen del control del gobierno independientemente de quien lo represente como persona o partido; en el tema de la pobreza en México, también se asocian condiciones complejas, no es una ecuación causal donde la sencillez impere.
En el tema de la salud, una cosa es lo que debe hacer la sociedad y otra cosa lo que debe hacer el gobierno. La sociedad debe cuidarse, el gobierno debe hacer las pruebas diagnósticas suficientes, oportunas y accesibles (gratis), para que la población cuente con el diagnóstico precoz. El gobierno debe tener la infraestructura suficiente, mano de obra calificada, insumos, equipos e instrumentos suficientes para mitigar los estragos de la enfermedad y asegurar la recuperación de los enfermos. No puede haber pueblo enfermo.