Por David Uriarte /
Mientras la sociedad espera diálogos profundos, propuesta viables, conocimiento de la génesis de las epidemias que mantienen a los mexicanos inseguros, temerosos, en el desamparo, con un sistema de educativo precario y uno de salud deteriorado, ellas, las candidatas presidenciales parecen mantenerse en la ruta del desprestigio mutuo, como si el camino a la ‘silla presidencial’ fuera cuestión de ganar un pleito de comadres.
Cuando son cuestionadas sobre temas importantes como la seguridad pública, las respuestas son muy parecidas, salen a relucir nombres e historias que nada tienen que ver con la pregunta o el tema, – y García Harfuch, y García Luna, y Felipe Calderón, y los desaparecidos de Ayotzinapa, y la línea 12 del metro, y los huachicoleros, y el Tren Maya, y la ministra del pueblo, y los feminicidios, y las madres buscadoras, y los más de 180 mil homicidios dolosos-… Ambas están al tira y tira sin aportar o proponer las estrategias viables que superen las buenas intenciones y los planteamientos fantasiosos o denostativos.
Si una de las candidatas está tan segura de ganar ¿Por qué perderse en banalidades? Si la otra candidata piensa lo mismo respecto al triunfo ¿Para qué entretenerse en confrontaciones?
A estas alturas del partido no hay nada para nadie, los números pueden dar la vuelta, por eso, las estrategias mediáticas consisten en vender seguridad de triunfo de ambas partes, construir en la conciencia colectiva la creencia de más de lo mimo, por un lado, o los posibles cambios que den certidumbre y seguridad por el otro.
Después del periodo de Inter campaña, cuando aparezca en escena y de tiempo completo el candidato de Movimiento Ciudadano, se verá si repite el modelo de ‘las comadres’, o establece la seriedad que requiere un acercamiento con la sociedad para construir confianza y dejar de exhibir al pasado y sus errores como estandarte de campaña política.
Las opciones siempre son buenas y legitiman la democracia participativa, por primera vez en la historia de México, dos mujeres y un masculino compiten por las simpatías de los votantes para conseguir la silla presidencial y con ello el poder y la responsabilidad de dar a los mexicanos Paz, seguridad, tranquilidad, educación, salud, y economía.
El conocimiento del origen de los problemas, propuestas y no ocurrencias deben superar a los pleitos de comadres.