Por David Uriarte /
“Guacamaya” es un grupo de activistas centroamericanos que se define como “la naturaleza”, su objetivo es evidenciar la realidad política de los sistemas operativos o administrativos de los países exhibidos a través de los documentos sustraídos en el ciberataque.
“Palo dado ni Dios lo quita” reza el refrán, al poner en manos de los comunicadores y de la población un mundo de información inimaginable, desconocida, y sensible, es como entrar a la intimidad y la secrecía del verdadero pensamiento del régimen político en México.
Poco a poco se darán a conocer datos que pueden contradecir el discurso oficial, hasta el momento, la salud del presidente, tema que tanto defendió él y su gente, queda exhibida como una salud vulnerada por una serie de padecimientos propios de la edad, es decir, no es ningún “pecado” que una persona de 68 años padezca enfermedades cardiovasculares o metabólicas, es humano; no es una máquina de acero.
Lo preocupante es el amplio espectro de información, desde cuestiones banales como arrestar un soldado por no estar al pendiente del calzado del General (Secretario), hasta la utilización de sistemas electrónicos para interceptar o vigilar las comunicaciones de ciertos actores políticos, activistas sociales, o defensores de los derechos humanos.
Los proyectos de operación del gobierno y los cambios sustanciales en la cadena de mando de instituciones como el Instituto Nacional de Migración, o la idea de implementar y operar una línea aérea por la Secretaría de la Defensa, ponen a pensar a cualquier ciudadano sobre los alcances futuros de todas estas estrategias bien definidas con objetivos políticos a largo plazo, y con una ruta bien definida por su o sus artífices.
La confrontación entre el presidente López Obrador y los medios de comunicación, se ha enrarecido, lo han replegado con evidencias y aun así el presidente mantiene la fortaleza de sus dichos. Una reportera dejó en la mesa de la discusión los nombres de tres personas que fueron espiadas por en este gobierno con el sistema de espionaje “pegasus”, ellos son Ricardo Raphael, periodista y escritor cuyo teléfono fue intervenido en 2019 y 2020; Raymundo Ramos, defensor de derechos humanos, su teléfono fue intervenido en agosto y septiembre de 2020; y un periodista de Animal Político con teléfono intervenido en julio del 2021.
¿Qué sigue?