Por David Uriarte /

Le dice la pediatra a la madre del niño, -señora, como es posible que el niño esté comiendo ese tipo de golosinas-, la madre apenada le quita la bolsa de dulces al niño y le pregunta a la pediatra ¿Usted tiene hijos? Ella responde, -no-, “con razón” dice la madre del niño.

Es fácil criticar el desempeño de los demás cuando no se vive la experiencia, todos los presidentes de México han recibido críticas, unos más y otros menos, sin duda, el presidente Salinas puede encabezar la lista de los más criticados, Fox tiene lo suyo, Calderón es un referente para los seguidores de López Obrador, y Peña Nieto, a pesar de todo, goza de una sana cortesía por parte de la oposición.

Entre ser oposición y ser poder, hay una diferencia diametralmente opuesta, estar en el poder significa estar en la mira de propios y extraños, es contrastar las expectativas del gobierno contra las expectativas de los gobernados, mientras el gobierno plantea acciones específicas para tratar ciertos conflictos sociales, en una especie de ensayo-error, donde la curva de aprendizaje se puede extender de manera transexenal, la sociedad reclama resultados visibles a corto plazo.

No siempre se puede cumplir con lo prometido, una cosa es asegurar ciertas acciones que dependen de la parte operativa del gobierno, como la implementación de programas, obras, o dádivas, y otra cosa es contener los focos incendiarios de la violencia e inseguridad.

No es fácil controlar las conductas ajenas, menos cuando dependen de mentes sociopáticas que nada o poco les interesa el tema político o partidista, no todo se resuelve con dinero, todos los gobiernos le han apostado a obras parecidas: desde alumbrado público, canchas deportivas, empleos temporales, programas sociales, y una serie de acciones derivadas de ocurrencias o buenas intenciones, sin embargo, las estadísticas se siguen robusteciendo con hechos delictivos cuyo espectro va desde las muertes violentas, hasta los delitos patrimoniales pasando por toda la gama de conductas delictivas.

Sólo cuando se tiene la responsabilidad en las manos, se valoran los resultados del pasado; los nuevos regímenes de gobierno, pueden cambiar de nombre o anunciar una serie de estrategias, mientras no den resultados medibles, objetivos, y tangibles, seguirán siendo buenas intenciones con un toque de fraude ¿Quién dijo que sería fácil?