Por David Uriarte /

Después de prácticamente un año de dimes y diretes entre líderes, simpatizantes, interesados, y miembros de los distintos partidos políticos, la calma empieza a fluir, la sociedad vuelve a la rutina antes, los comerciales distribuidos por el INE dejan de atormentar los oídos, las frustraciones de los perdedores tendrán que tomar su cauce, mientras la alegría de los ganadores los llena de júbilo para enfrentar la siguiente etapa de gobierno o de representantes.

Las pasiones dejaron en el camino víctimas mortales, muchos tuvieron debut y despedida en la incipiente carrera política al ser bajados de la contienda mediante amenazas, estos son los que tuvieron suerte, otros fueron silenciados para siempre.

Las pasiones desbordaron intereses económicos a tal grado de hipotecar bienes o deshacerse de ahorros para enfrentarse a la realidad de una derrota anunciada pero no creída, derivado de estas condiciones, muchos tendrán que enfrentar deudas económicas, morales, y psicológicas.

Las pasiones llevaron a creer a muchos que las cosas eran más fáciles, que valía la pena las desveladas, la endeudada, las fracturas de amistades y familiares, en fin, durmieron el sueño de los inocentes.

Paradójicamente, muchos de los ganadores no hicieron campaña, no se desvelaron, no invirtieron sudor, dinero, o tiempo, sólo esperaron que la rueda del tiempo se detuviera en la estación de la derrota de unos y del triunfo de ellos; es posible que los plurinominales sean producto de sus relaciones políticas, sociales, o interpersonales, de cualquier manera, son los ganadores gracias a los perdedores.

La presencia de los plurinominales levanta una especie de sentimiento de animadversión entre aquellos que, si sudaron la camiseta, aquellos que dejaron parte de su vida en una campaña calurosa por todos lados, tanto por la intemperie como las emociones y sus riesgos… Ellos ven ahora, recibir las constancias que acreditan a los ‘pluris’ como diputados locales, federales o senadores, esto despierta pasiones entre muchos, incluyendo a los simpatizantes, aunque no hayan participado de manera activa en las campañas.

Si las pasiones son producto de las motivaciones para hacer o dejar de hacer, muchos ya se jubilaron de las tareas políticas o partidistas, pero otros tantos acaban de abrir la puerta a lo que puede ser la realización personal.

Ojalá lo hagan con pasión.