Por David Uriarte /

Para quienes piensan o dicen que los servidores públicos ganan sin trabajar, que son inservibles, o que están de adorno, debiera existir un programa llamado “Servidor público por un día”, con el objeto de poner a prueba esas inteligencias preclaras cuya exclamación, presunción, afirmación, o sentencia, concluye en estrategias para resolver los problemas de cualquier gobierno local, estatal o federal.

Construir la figura de servidor público por un día, como los ejercicios infantiles que ya existen, donde los niños cumplen su fantasía de ser “presidentes municipales o diputados por un día”, en este caso, la figura de “servidor público por un día”, sería un espacio de ganar-ganar. Gana la persona que se dice o siente capaz de resolver parte de la problemática social, tanto en áreas de seguridad pública, salud, educación, y economía principalmente.

El abanico se puede ampliar a servicios públicos municipales, carreteras, caminos, puentes, agricultura, pesca… en fin, cualquiera de las tareas donde el ciudadano piensa que tiene la solución, siempre y cuando esta sea viable, es decir, se pueda realizar, con los recursos e infraestructura que hay, de otra manera, se daría espacio a las fantasías o los idealismos imposibles de realizar en la inmediatez.

La figura teórica de “servidor público por un día”, puede enriquecer lo existente, puede dar cabida a los pensamientos laterales, a mentes creativas, a genios escondidos detrás de una taza de café y sentados toda la mañana en algún restaurante o conviviendo con sus pares poco comprendidos.

Es fácil ver los conflictos de cualquier gobierno desde fuera, es fácil pensar que no tiene mayor problema perforar un pozo petrolero cuando se piensa que todo cosiste en hacer un orificio y esperar que brote el petróleo; o pensar que los problemas sociales añejos se resuelven en quince minutos con la magia del poder político.

La complejidad del servicio público tiene dimensiones difíciles de entender desde la banqueta. Estar sentado frente al escritorio de la responsabilidad, es otra cosa, por eso, la figura de “servidor público por un día”, sería un espacio cuyo objetivo cumple dos vertientes: la resolución viable de los conflictos, vistos desde otra óptica; y el entendimiento de la complejidad para dejar la crítica estéril a cualquier gobierno.

“Servidor público por un día”, sería el mejor reconocimiento a las posibles mentes brillantes, cuya critica merece un espacio.