Por David Uriarte /
Cuando la clínica, los auxiliares diagnósticos o ambos, ratifican un diagnóstico de difícil tratamiento o de pronóstico reservado, lo más fácil es enojarse con el médico que establece el diagnostico. Enojarse con el mensajero, es decir, tronar en contra de quien de manera certera o precisa da la noticia de una enfermedad viral, un tumor, un cáncer, o cualquier enfermedad catastrófica, es no entender el mensaje.
Los esfuerzos del sector salud público y privado por contener la pandemia del COVID-19, son mayúsculos; las carencias de infraestructura y equipamiento son evidentes, lo que no se ha contemplado con seriedad, es el cansancio del personal médico y paramédico ante la contingencia. Dos fantasmas asoman ya su silueta: el cansancio del personal de salud, y el personal enfermo e incapacitado por este virus.
En todo el mundo se han contaminado una gran parte del personal médico, unos han fallecido y otros, están en convalecencia. México no es la excepción y Sinaloa menos, específicamente en la ciudad de Culiacán donde se concentra el mayor número de médicos especialistas, neumólogos, cardiólogos; internistas, infectólogos, e intensivistas; también se concentra el mayor número de infectados, hospitalizados y graves.
De qué sirve tener dinero o contar con seguridad social si a la hora de llegar a un hospital público o privado, no se cuenta con la tecnología necesaria para hacerle frente a la enfermedad… O el personal médico está incapacitado como ya ocurre en estos momentos donde internistas, intensivistas, neumólogos y médicos urgenciólogos, están algunos hospitalizados y otros recibiendo tratamiento en sus domicilios.
El personal del sector salud, desde los médicos, enfermeras, laboratoristas, camilleros, trabajo social, lavandería o limpieza, no son inmunes, son de carne y hueso, y enfrentan todos los días una batalla contra el enemigo invisible llamado coronavirus.
La impotencia y frustración de los familiares que tienen un enfermo hospitalizado o en su domicilio, a veces se revierte en contra del menos culpable si es que existiera alguien culpable: el personal de salud. Si no te gusta el mensaje; no te enojes con el mensajero.