Por David Uriarte /
Decir que no pasa nada cuando si pasa, es como cerrar los ojos pensando que la realidad desaparece, eso es válido en los niños, son las fantasías propias de un neurodesarrollo en evolución, sin embargo, llegada la mayoría de edad o la madurez cerebral, hay que mantener los órganos de los sentidos afinados para dimensionar el origen de los hechos y la magnitud de los posibles estragos.
Decir que no pasa nada cuando sí pasa, es entendible cuando se trata de adular al jefe y con esto conservar el trabajo, el afecto, o la indulgencia, pero la medula de la amistad no soporta o privilegia el interés sobre la verdad, aunque esta duela o moleste al jefe.
Las voces que describen la realidad, se convierten en voces discordantes cuando los intereses políticos o de grupos, no quieren aprender de la experiencia, se resisten, no saben, o no pueden dar la cara a los conflictos sociales.
La terapia ranchera consiste en creer que los demás creen y piensan igual, la terapia ranchera consiste en tratar de hacer entender a los demás que el agua no moja, en tratar de cambiar la percepción de la realidad por fantasías opuestas, es creer que, sobándole el lomo al herido, las lesiones desaparecen.
La verdadera terapia social, consiste en la promoción de la vida, la libertad, la salud, y el bienestar, cuando esto no se da, entonces procede el diagnóstico oportuno y el tratamiento eficaz: encapsular y atender los brotes incipientes de inconformidad social. Cuando los hechos se desbordan, entonces procede la limitación de los daños, esto requiere trabajo efectivo y especifico en cada caso; después aparece la rehabilitación del tejido social como última página de la receta.
Como reza el refrán, siempre primero es el uno y después el dos, la categorización y la priorización de los casos; siempre la preservación de la vida, después, la integridad física y mental, la libertad, la salud, la economía, la armonía familiar para que se dé la armonía social y con esto el bienestar.
¿Dónde estarán los consejeros de la terapia ranchera? Nunca falta el uno para el otro, es decir, para que se aplique la terapia ranchera, se necesita alguien crea en ella, de otra manera no existiría como tal.
A veces la terapia de confrontación duele, la terapia donde la conciencia se despierta como responsable de la confianza de los demás, hace sufrir, ese sufrimiento es el combustible para construir nuevos paradigmas; sólo si hay conciencia.