Por David Uriarte /

La mezcla perfecta para demostrar el compromiso con otra persona o la familia, es el tiempo, la atención, y los regalos.

Si en la agenda personal no se dispone de tiempo para convivir con los demás, la ausencia prevalece, y una persona ausente produce un vacío en quien o quienes lo esperan, tal es el caso de los niños abandonados por la figura paterna o materna, el abandono es un virus tan corrosivo cuyos efectos pueden trascender generaciones.

Tiempo de convivencia es el principio de la socialización, del apego sano, de la confianza, de la intimidad, de la construcción del vínculo más fuerte que el acero; el amor.

Si bien es cierto que el tiempo de convivencia es el espacio del crecimiento de las relaciones interpersonales, no lo es todo, también se necesita atención. Prestar atención a las necesidades o expresiones emocionales de los otros, es parte de la fórmula del bienestar familiar y social, estar todo el día con la pareja, la familia, o los amigos sin prestarles atención, es una expresión autista que rompe el encanto de la convivencia convirtiéndola en una noche obscura donde sabes que alguien está pero no lo ves.

Tiempo y atención se conjugan para detonar la magia de la vida de relación donde los sentimientos determinan la calidad de la misma, es decir, pasar todo el día tirado en la cama o en el sillón viendo televisión o esclavo de las redes sociales sin atender a la pareja, hijos, o invitados, incluso, molestarse porque lo distraen, es más nocivo que no estar.

La presencia supone motivación para la convivencia, de no ser así, la persona se convierte en un objeto igual que la silla o la mesa, y termina matando la esperanza de una pareja, un hijo o un invitado que solo quiere convivir.

La atención es tan importante como el tiempo, pero hay un elemento más: los regalos. Los regalos son pretextos para demostrar el interés, la motivación, y el afecto que prevalece en cualquier relación de amistad, de amor, de enamoramiento, de deseo, o de apego. Los regalos se convierten en instrumentos que magnetizan las relaciones interpersonales, como reza la canción que interpreta Luis Fonsi, -Tú eres el metal y yo soy el imán-.

Los regalos se aquilatan por su significado y sus condiciones, son un signo de interés por conservar el vínculo de afecto interpersonal, si das o te dan tiempo, atención y regalos, estas en una relación interpersonal o familiar sana.