Por David Uriarte /

Sin duda vacaciones significa descanso, liberación del quehacer diario o de la rutina de trabajo, tomar distancia del estrés, conexión con la tranquilidad y paz interior, conciencia de estar sin hacer nada, en un buen español: tiempo de ocio.

No se debe confundir el concepto vacacionar con el calendario de vacaciones escolares, oficiales o laborales, es decir, las vacaciones significan vivencias; tienen sus representaciones individuales, y eventualmente son esperadas como un respiro en la asfixiante vida del estrés laboral o familiar.

Hay vacaciones blancas en todo sentido, vacaciones refrescantes de la vida familiar, sin prisas, sin tensiones, con libertad económica, diversión, salud y sin prisas, esas son verdaderas vacaciones.

Hay vacaciones negras, tensas, problemáticas, con prisas, con estrechez económica o sin dinero, marcadas por la enfermedad, con crisis en la dinámica familiar, en fin, vacaciones negras.

Hay vacaciones rojas, trágicas, frustrantes, desde aquellas atoradas en la cama de un hospital por un padecimiento o enfermedad incapacitante, o las que tomaron un rumbo traumático e ingresaron por la puerta del quirófano y terminaron en la unidad de cuidados intensivos. Vacaciones rojas aquellas cuyo destino en vez de ser mar y sol, fue accidente, funeraria y panteón.

Hay vacaciones adaptativas, son aquellas que sin ser espectaculares como tal, tienen la virtud de la tranquilidad como sello distintivo de un cerebro que se adapta a lo que hay. Este tipo de vacaciones son poco demandantes de los estereotipos sociales o culturales, unas vacaciones adaptativas es todo lo que necesita el humano para descansar.

La adaptación es una cualidad de las especies, aquellas que se adaptan más, viven más, adaptarse significa privilegiar lo sustantivo y no superfluo, es entender que lo importante no es el reloj, sino la puntualidad, lo importante no es el hospital, sino la salud, lo importante no es la casa, sino el hogar, lo importante no es el sillón, sino el descanso.

Las vacaciones blancas, negras, rojas y adaptativas, sólo son categorías que agrupan de alguna manera el destino de la persona cuando el pretexto es el descanso.

Obsesionarse por las vacaciones y exhibirse como evidencia de estatus, esa es otra cosa.