Por David Uriarte /
Las vacaciones derivadas de la tradición judeo-cristiana, la Semana Santa y Pascua, generan derrama económica en el sector turístico; también derrama de sangre y tristeza por la imprudencia de ciertos vacacionistas; también disminución en las hostilidades entre ciertos políticos que como dijera Julio Cesar Chávez: hay tiro.
Eliminar las declaraciones del gobernador Rocha Moya relativas al desempeño, actitud o comportamiento del presidente municipal de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, y las del presidente de la Junta de Coordinación Política de la 64 legislatura, Feliciano Castro Meléndrez, relacionadas con ciertos temas específicos del desempeño político de Estrada Ferreiro, sería entrar en una especie de aburrimiento político.
Es decir, ¿Cuál sería la noticia? Desde los preparativos y mantenimiento de las áreas de recreo para esta Semana Mayor, el trabajo mantiene a Estrada Ferreiro hundido en una agenda llena de actividades operativas, de supervisión y coordinación de los esfuerzos necesarios para dar a los vacacionistas un espacio digno; y a los que se quedan en casa, proveer la seguridad pública necesaria para evitar robos o vandalismo, tanto en domicilios particulares como en instalaciones de instituciones públicas.
Por lo menos durante una semana o diez días, la sociedad sinaloense no sabrá de noticias o información que tenga que ver con señalamientos incisivos al desempeño político del Presidente Municipal de Culiacán, sin embargo, es posible que se vuelva a retomar la inercia de las hostilidades en la clase política y los gobernantes más significativos en Sinaloa y su capital.
Si la tregua se acaba y las hostilidades se recrudecen, la percepción social del encono entre los protagonistas de las principales notas de desencuentro en Sinaloa, será de desgaste, intolerancia o descoordinación.
En tanto visten el mismo uniforme partidista, esto de alguna manera contribuye al desanimo de simpatizantes de MORENA; la tropa ve en sus oficiales, jefes y generales, la guía o ejemplo a seguir, por eso la prudencia política indica que “la ropa sucia se lava en casa”, ventilar o socializar las diferencias en los medios, lleva implícito un mensaje, una dedicatoria, o un reto de quien lo dice. Es una provocación para la contraparte que, de inmediato, responde… construyendo así un espiral informativo cuyo fondo es de pérdidas sociales y partidistas.
Prudencia puede ser la solución.