Por David Uriarte /

Un informe desesperado es el que presentan los aspirantes al poder político, no hay por qué admirarse de la condición humana, menos de la condición política, la búsqueda de notoriedad, reconocimiento, presencia, liderazgo y mando, es la composición del poder político.

En los estados y municipios donde habrá relevos, en la cámara de diputados y senadores, se está cocinando la estrategia favorita de cada uno de los actores aspirantes a perpetuarse en el poder o conquistarlo por cualquier vía.

Los ‘cuartos de guerra’ trabajando con los condimentos estratégicos de la nueva normalidad, la cibernética al servicio del poder, las redes sociales calibrando el temperamento y hartazgo del tema político; y las vías alternas de financiamiento buscando soportar o evadir el radar de la Unidad de Inteligencia Financiera, al INE, y al contraespionaje doméstico.

Inteligencia sin dinero son buenas ideas, acciones sin planeación son ocurrencias, dinero sin posibilidades es locura, sin embargo, la mezcla de variables es la constante, poco de todo en un mar de deseos y un charco de posibilidades.

Los aspirantes quieren informar de sus potencialidades, la sociedad está harta de tanto informe. El gobierno busca posicionar sus programas, los partidos buscan conservar su nicho de poder (los que lo tienen), los partidos emergentes conservar su presencia, los partidos locales o estatales sobrevivir, pero todos buscan el poder… unos para servir, otros para servirse y otros para sobrevivir.

El Segundo Informe del Gobierno Federal tuvo una virtud: fue corto y preciso. Otra de las características del informe de López Obrador, es que se parece mucho a los informes de los conservadores: todo está bien, hay ahorro, hay empleo, hay esperanza, las cifras de lo malo van a la baja, las cifras de lo bueno van al alza, las comparaciones con otros regímenes de gobierno siempre les favorece… en fin, todo parece estar entre correcto y exacto. Buscando la perfección como ilusión óptica, ¿y los pobres de los más pobres?

Preguntas hay muchas pero respuestas hay más, como reza el refrán popular -al tiempo-. Hoy es tiempo de informes, mañana será tiempo de decisiones.