Por David Uriarte /
Hay temas de gran impacto social, temas que al principio despiertan el interés y mueven las emociones, temas que motivan a la opinión de una sociedad informada, temas cuyo destino dejará una marca o cicatriz en la conciencia colectiva, uno de esos temas es el conflicto de la UAS y el Gobierno.
Hay dos supuestos, uno donde el Gobierno gana y otro donde gana la Universidad, en cualquiera de los supuestos, la sociedad recibe su dosis de desgaste, un conflicto que no se reduce es un conflicto cuya cronicidad cansa a las partes, y en este caso, la parte más importante es la sociedad.
Si al final una de las partes sabía de antemano su destino, para qué continuar la confrontación hasta un punto donde se desiste como parte de su estrategia global, sabiendo que sólo es parte de un proceso que se puede perpetuar en el tiempo.
Por otra parte, si el destino de figuras de autoridad de la Universidad está marcado por su separación definitiva o incluso la consigna es pisar la cárcel, entonces el tiempo solo es la parte agónica del conflicto.
Los actores principales en cualquier conflicto donde lo que media es el poder político, tienen conciencia de su destino, por eso, cuando la sociedad se cansa, lo jurídico y lo mediático deja de ser el interés principal para convertirse en parte de una novela donde todos intuyen el final.
Desmoronar una institución como la UAS, es desmoronar su historia, meterse hasta la cocina para ver los condimentos y como se preparan los platillos que se sirven en la mesa de las familias sinaloenses, es cumplir con un ordenamiento cuyo objetivo no son los platillos sino los cocineros.
La sociedad está cansada, sin embargo, prefiere la sazón de la academia de la UAS en gran medida, depositar la confianza de lo que más quieren los padres de familia que son sus hijos, en manos de la experiencia centenaria de la Institución, habla de una preferencia basada en resultados académicos.
La guerra Rusia-Ucrania fue noticia mundial como lo fue en su momento el conflicto de Israel contra Palestina, a la vuelta de años o meses, las guerras siguen, pero el asombro se acabó, las muertes forman parte de la estadística, la conmoción social se agotó… Lo mismo está ocurriendo en el conflicto UAS-Gobierno.
Una sociedad cansada es una sociedad que de alguna manera sólo espera la parte final de la película, aunque ya lo intuye.