Por David Uriarte /
Las oportunidades están sujetas a las condiciones, es decir, estar en el suelo es una oportunidad para levantarse; tener sobrepeso u obesidad es una oportunidad para bajar de peso y recuperar la salud; estar en la estrechez económica es una oportunidad para poner a prueba el ingenio y el emprendedurismo; tener bajo nivel académico es más que oportunidad para sumergirse en el mundo de la educación formal; estar o sentirse triste es la mejor oportunidad para retomar la vida a plenitud y buscar el bienestar.
Si cada persona busca sus ventanas de oportunidad, el estado tendrá más fácil su tarea de gobernar para la paz y la prosperidad social ¿Cuáles son las principales quejas de los sinaloenses? Sin duda la falta de seguridad, la percepción de estar en un mar de incertidumbre por no saber o no tener la seguridad de que no pasará nada desagradable, nada que atente contra la vida y la propiedad de la persona, la familia y la sociedad.
Sinaloa tiene muchas ventanas de oportunidad, con un gobierno que atienda y fortalezca la seguridad, la salud, la educación y la economía, resolvería el 80/20; no significa que seguridad, salud, educación y economía sean las únicas variables de interés para mejorar la calidad de vida de los sinaloenses, significa que son las más sensibles y es por donde se está escapando la paz y el bienestar social.
Las voces académicas y científicas afirman que esto es generacional, tal vez les asista la razón, mientras las nuevas generaciones arriban a la madurez cívica y ejercen su derecho a decidir, lo que tenemos es una sociedad donde los padres permisivos o irresponsables, llenan las calles de jóvenes y adolescentes llenos de adrenalina y testosterona, víctimas de la ira y los impulsos incontrolables, o aún más, eventualmente son hijos con personalidades patológicas y mentalidades sociopáticas que se gradúan en la universidad de la maldad.
El estado no se puede convertir en vigilante de la conducta de los hijos dentro de casa, tampoco se encarga de enseñarles a decir, gracias o por favor, o vigilar el tipo de alimentación, o cuidar el destino de los recursos económicos de la familia, o vigilar el cumplimiento de las tareas escolares de los hijos; la sinergia de responsabilidades entre el estado y la familia es una ecuación que presagia bienestar social.
La familia a construir hijos de bien, y el estado a cumplir con lo suyo.