Por David Uriarte /

No me refiero a la película mexicana del año 2000, dirigida por Alejandro González Iñárritu, me refiero a los afectos lastimados de dos personajes representativos; uno del gobierno sinaloense, y otro del gobierno de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

El doctor Rubén Rocha Moya sabe y conoce perfectamente bien la dinámica de la UAS, entiende los riesgos sociales y la cuota de desperdicio que se puede pagar si no se antepone la prudencia a la razón, por otro lado, el doctor Jesús Madueña, entiende la dimensión del conflicto si no se negocia a tiempo.

Medir fuerzas o amacharse, sólo aumenta la tensión social, hay quienes están esperando el estreno de una película de acción, serenarse y resignificar los puntos esenciales donde yace el conflicto, es tomar un respiro de aire fresco para oxigenar el cerebro buscando el como si, el cómo no ya está en la mesa de la conciencia social y mediática.

Nadie duda que el gobernador Rocha quiere a la UAS, nadie duda que los más de 200 mil universitarios -incluyendo estudiantes y trabajadores- quieren a la UAS; nadie duda que los más de tres millones de sinaloenses quieren a la UAS, nadie duda que millones y millones de mexicanos aman a la UAS… Pero también, nadie duda que unos pocos: no la quieren.

Hay que tener cuidado porque, así como una célula cancerosa invade todo el cuerpo, así unos cuantos que no quieren a la UAS pueden invadir y dañar las esperanzas de quienes si la quieren. Lo paradójico del conflicto, es que los protagonistas de las diferencias son en su gran mayoría por no decir que todos, egresados de la UAS, jubilados de la UAS, o incluso trabajadores de la UAS.

Patear el pesebre o morder la mano que alimenta o ayuda, es conducta que se describe por sí misma, sin embargo, siempre hay un halo de esperanza cuando la inteligencia toca la puerta de las emociones exaltadas, ni el gobernador, ni el rector, ni la comunidad universitaria, ni la sociedad sinaloense, ni nadie, quieren una confrontación de esta naturaleza UAS-GOBIERNO, donde puede correr la discordia transformada en prácticas superadas por la civilidad.

Si los asesores del Gobernador y los asesores del Rector, con la sangre fría buscan la rendija de la solución, la encuentran, si el Gobernador y el Rector, escuchan la voz de sus conciencias, sabrán que están a punto de librar la mejor batalla en bien de Sinaloa.