Por David Uriarte /

Poco a poco Sinaloa se perfila como un estado diferente, la vida política, económica, y social de cualquier entidad es dinámica, hay que reconocer y si es posible aplaudir todos los cambios estructurales que marcan un antes y un después a partir de la llegada del nuevo régimen político en el estado.

Así como hay logros reconocidos por la sociedad, también hay reclamos evidentes, ahí están los agricultores en su lucha por obtener precio justo a sus cosechas, las acciones emprendidas desde el lunes 8 de mayo con la toma de las instalaciones de Pemex en el puerto de Topolobampo, su extensión de lucha a otros municipios con la misma estrategia, y la invitación al sector del transporte público para hacer sinergia en búsqueda de una solución inmediata a sus demandas, es muestra del desespero legítimo de los agricultores.

Todo puede suceder, desde una solución pronta por parte del gobierno federal a la demanda del precio de garantía, hasta la negativa que sería una invitación a la suma de otros sectores de la sociedad como la Universidad Autónoma de Sinaloa, si esto sucede, se podría avizorar una incipiente ingobernabilidad en Sinaloa.

Nadie quiere un desorden social, hoy más que nunca se necesita abonarle a la construcción de la paz y el bienestar, atenuar la ola de violencia que enseña parte de sus alcances con pérdidas irreparables, buscar la forma de reducir la brecha entre los que tienen resuelto lo básico para vivir, y los que no tienen, sobre todo, voltear a las escuelas donde miles de niños desertan por incorporarse a la vida laboral como una forma de ayudar a la economía familiar.

Roberto Gutiérrez, un enamorado del altruismo, comentaba el día de ayer de los proyectos sociales que la fundación MALALA opera desde hace más de diez años con resultados excelentes pero insuficientes, ellos tienen detectados tres problemas específicos en Sinaloa, la pobreza extrema, la violencia familiar, y la deserción escolar.

No se puede dejar solo al gobierno, para bajar la pobreza, los empresarios necesitan crear más fuentes de empleo, para bajar la violencia familiar y sus consecuencias se necesita educar en las emociones y los impulsos, y para evitar la deserción escolar, se necesitan niños sanos con padres que tengan resuelto el tema económico.

Fortaleciendo la seguridad pública los empresarios invierten y la economía florece.

¿Qué sigue?