La carretera de la vida puede tener baches, fracturas o cortes por muchas causas, una de las causas frecuente y poco contemplada son las hormonas, la testosterona y los estrógenos.

Los estrógenos les juegan bromas pesadas a muchas mujeres llegada la menopausia, sin embargo, la testosterona envuelve sorpresas desde la vida intrauterina del hombre hasta el último día de su vida.

Dentro del útero, en el primer trimestre del embarazo, el cerebro del hombre se masculiniza y el proceso de desfeminización corporal se inicia en esa misma época y termina alrededor de los diez años de edad.

El tema central es la testosterona y sus consecuencias en la vida del hombre; según la ciencia, a los 21 años de edad se producen los máximos niveles de testosterona, y a los 40 años empieza su disminución, con la desagradable sorpresa para muchos, pues los hombres nunca dejan de producir testosterona, ‘nunca es nunca’… Es decir, una cosa es el síndrome de ‘testosterona baja’ cuyo significado es la disminución por debajo de los niveles óptimos para un deseo y una erección satisfactoria, y otra cosa es su ‘ausencia’.

Gracias a los niveles altos de testosterona, muchos hombres son como los perros bravos, es decir, mantienen un impulso sexual cuya prioridad puede destrozar la estabilidad en la vida de pareja; la infidelidad, poligamia, poli relación, o poliamor, puede estar sustentada en el caso de los hombres, en niveles altos y persistentes de testosterona.

De ninguna manera se trata de culpar a la testosterona o justificar la conducta infiel de los hombres por la hormona, se trata de entender lo difícil que les resulta a muchos hombres controlar el impulso sexual a través de su corteza prefrontal, lugar donde se encuentran las funciones psicológicas como la razón y el juicio.

Muchas relaciones de pareja se han fracturado a causa de los niveles altos de testosterona y niveles bajos de autocontrol, sin embargo, cuando los niveles hormonales bajan por la edad, entonces la reflexión del hombre le puede hacer pensar –maldita testosterona-.

Aquellos que lograron conquistar lo más hermoso de sus sueños a través de su deseo sexual, pueden decir –bendita testosterona-.