Por David Uriarte /
Estos son los dos adjetivos calificativos con los que tienen que lidiar los y las candidatas a puestos de gobierno o de representación en este y otros procesos electorales. “Pícaro” encierra o subsume otros calificativos como: ratero, aprovechado, pillo, desvergonzado, ruin, bribón, más los regionalismos de un lenguaje florido que se le quieran agregar.
“Integro” encierra otros atributos como decente, digno, honesto, equitativo, bueno, confiable, lo que se le quiera agregar. El tema trasciende lo dicotómico o polar de la expresión, el tema implica la naturaleza humana de las pasiones, las emociones y las motivaciones.
Cuando ves la imagen de Mario Zamora como candidato a la gubernatura de Sinaloa, lo que realmente estás viendo es la percepción filtrada por motivaciones personales o políticas con un resultado: lo clasificas como pícaro, integro o desconocido.
Lo mismo pasa cuando se ve a Rubén Rocha Moya en propaganda de cualquier tipo, las motivaciones lo perciben como pícaro, integro o desconocido. Tomas Saucedo -del Partido Verde-, otro ciudadano que se le vinculó con aspiraciones a gobernar Sinaloa, para muchos será pícaro, paro otros tantos íntegro y para unos más, desconocido.
Rosa Elena Millán Bueno, la expriista que hoy busca igual que los otros candidatos la gubernatura por el Partido Fuerza por México, también alcanza los calificativos de pícara, integra o desconocida. Hablar de Sergio Torres es hablar de lo mismo, es un candidato de polémica, un hombre que nace en un partido y hoy vive en otro, puede resultar para algunos un pícaro, para otros un hombre íntegro, y paro otros, un desconocido.
El mismo análisis se puede hacer con cada uno de los candidatos a regidores, síndicos procuradores, presidentes municipales, diputados locales o federales y a los que quieren gobernar Sinaloa.
La pasión y el fanatismo pueden construir una percepción sesgada, una actitud agresiva e incluso violenta, muchos piensan que la palabra respeto sólo existe de afuera hacia adentro y no de adentro hacia afuera, es decir, se les olvida que el respeto a la diversidad es el respeto a uno mismo. La Pasión de Cristo es otra cosa.