Por David Uriarte /

Lejos quedaron las muestras de afecto, simpatía y admiración que en su momento levantó el político sonorense Luis Donaldo Colosio Murrieta, después, llegaron las expectativas de tener un presidente diferente, ‘entrón’, a la altura de los reclamos internacionales, la esperanza de un nuevo México, después: la tragedia.

Después de la tragedia, la incertidumbre de su gente, la historia escrita y reescrita, la devaluación de su partido hasta la pulverización del mismo, como dice su gente, ya nada fue igual.

Miles de historias hilvanadas alrededor de su muerte, desde las conspiraciones hasta el asesino solitario, pasando por la venta a bote pronto de la hipótesis de -fue Salinas-.

Colosio representa la figura icónica de un antes y un después… Un antes lleno de esperanza para los priistas, y un después lleno de frustraciones e historias que siguen rondando en la cabeza de sus simpatizantes.

Dicen que nunca las segundas partes son tan buenas como la primera, en este caso, Luis Donaldo Colosio se convirtió en un referente de la política y las políticas públicas, sin embargo, su hijo Luis Donaldo Colosio Riojas, presidente municipal de Monterrey desde el 30 de septiembre del 2021, hoy candidato al Senado por su partido Movimiento Ciudadano, no alcanza a llenar las dimensiones políticas y las expectativas sociales que en su momento construyó su padre.

A lo mejor, el pensamiento de muchos priistas asociaba a su hijo con un posible legado partidista, es decir, esperaban que su hijo se inclinara a seguir el rumbo partidista de su padre por el PRI, cosa que no sucedió y al parecer ya no sucederá.

El hubiera no existe, pero la costumbre de un pensamiento que asocia el presente con el pasado y el futuro, empuja la idea de afirmar que Luis Donaldo Colosio hubiera sido un presidente de México distinto, un presidente a la altura de las exigencias nacionales e internacionales.

La muerte de Colosio marca un después donde la caída de su partido, a pesar de conservar el poder del partido en la persona de Ernesto Zedillo y después en Peña Nieto, fueron los últimos estertores del poder.

La alternancia con Fox y Calderón, marcó la revolución de las conciencias en las mentes de los mexicanos a tal grado que el producto final fue la idea de cambiar de riel con la alternativa de MORENA y su líder Andrés Manuel López Obrador.

Colosio, un antes y un después.