Por David Uriarte /

Desde la muerte del Papa Francisco, una cortina de humo favoreció la información relativa al clima de violencia que se vive en muchas partes del mundo, hasta los exabruptos del Presidente Trump dejaron de ser noticia, los ojos se posaron en la información del conclave, los medios informativos tradicionales más las redes sociales, mantuvieron su atención las veinticuatro horas del día, todo fue la Ciudad del Vaticano, Roma se convirtió en el ombligo del mundo en cuanto a información.

El humo bendito de Roma minimizó por unos días la nota roja, primero fue humo informativo, después humo negro, hasta que apareció el humo blanco, signo de la democracia eclesiástica.

Las apuestas se ponían cada vez más atractivas, el mundo de la ludopatía revivió sus entrañan y lugares como Las Vegas, exponían sus ofertas para ganar y perder, una especie de incitación a la suerte, hoy, se acabó el negocio, pero igual, las apuestas pueden ser para adivinar cualquier cosa en la agenda de León XIV.

Se necesita otro evento de tal magnitud para volver a producir otra cortina humo y distraer la atención de los que sufren, de las víctimas directas e indirectas de la violencia que se quiere quedar a vivir en ciertos territorios bien definidos por la estadística, el miedo, y la sangre.

Poco más de dos semanas duró la cortina de humo negro con la muerte del Papa Francisco, hasta que llego el humo blanco para dar paso a una nueva etapa en la vida de la Iglesia Católica y en la vida de millones de fieles, ahora ¿Cuál será el siguiente distractor?

Si no hay noticia mundial, entonces muchas personas sabrán que el gobierno federal anunció que la noche del miércoles y la madrugada del jueves ocho de mayo, desactivaron seis bloqueos en distintas carreteras del estado, sabrán o tendrán mucha información relativa a los actos violentos y delictivos suscitados en algunos municipios.

Ojalá que el humo bendito apacigüe los ánimos de las mentes delictivas, ojalá que los deseos fueran herramienta suficiente para modificar las conductas sociopáticas, ojalá que humo bendito marque un antes y un después en la incertidumbre que se vive desde hace siete meses.

Mientras la religión católica renueva sus cuadros representativos de la gracia divina, los mortales siguen luchando por mantener o encontrar un mundo digno de la familia, un mundo que se convierta en el remanso de paz o el edén de los creyentes.