Por David Uriarte /
Si las cosas suceden como deben suceder en cualquier democracia de primer mundo, Quirino le dejará la silla a quien ‘el pueblo sabio decida’, y no es sarcasmo. La fórmula para ganar la elección de la gubernatura en Sinaloa o en otro estado, es la decisión de los votantes a través del sufragio, por lo tanto, el gobernador Quirino le dejará su espacio a quien determine el pueblo con su voto.
El tema es la oferta política, “no se puede vender la carne si no se tiene la vaca”. La persona que ocupará la silla de la gubernatura deberá ser electa y para eso debe posicionarse en la mente de los electores como la mejor opción. Los requisitos que debe cumplir quien aspire prácticamente se resumen en tres: hombre o mujer, con experiencia o sin experiencia, corrupto o confiable.
Se le pueden agregar decenas de atributos, sin embargo, si la preferencia mayoritaria de los votantes es que sea mujer, los hombres pueden ir escribiendo su historia de derrota, pero si la mayoría se decide por un hombre con experiencia (es imposible no traer a alguien a la memoria). Entonces los novatos con todo y sus promesas o apoyos partidistas o de grupo, deberán procesar su derrota, si los electores quieren una persona con experiencia y honesta, (imposible no fantasear) entonces se reducen las cartas.
Esta es la dinámica lógica que seguirán los electores, los discursos serán adornos, el platillo fuerte vuelve a ser la esperanza de resolver temas como la seguridad, la economía y la salud pública.
El aspirante que logre convencer a los sinaloenses de poder transitar por las calles con seguridad, sin la incertidumbre de perder la vida o los bienes… que logre convencer de una mejora sustancial en los ingresos familiares, que los bolsillos sepan lo que es traer dinero, y sobre todo, que los sinaloenses crean que cuando se enfermen van a tener atención, una cama de hospital y medicinas, ese será de seguro quien ocupará la silla de Quirino.
Cosa fácil es prometer el cumplimiento de las necesidades básicas de la sociedad como la nuestra, lo difícil son dos cosas: que le crean a la oferta política y que cumplan las promesas. En esta lógica, Quirino le dejará la silla a quien cumpla con estos tres puntos.