Por David Uriarte /
Reconocer las acciones cuyos resultados prenden la luz en la oscuridad de la esperanza de una sociedad cansada de sufrir, es cuestión de justicia, es cuestión de dar a cada quien lo que le corresponde, como reza el adagio popular, “al Cesar lo que es del Cesar”.
Cuántas veces, las imágenes de falta de respeto a las fuerzas armadas le dieron la vuelta al mundo, en respuesta a la premisa mal entendida de abrazos y no balazos, hoy, el honor y la eficacia de la SEDENA, la GN, y la MARINA, retoman su lugar, la inteligencia y la capacidad de fuego, son características de las fuerzas castrenses, cuentan con equipo, armamento, entrenamiento, orden en el mando y una disciplina que facilita los resultados.
Al Cesar lo que es del Cesar, algo pasó en los niveles superiores, que la pasividad turística de recorrer calles, caminos y carreteras, se convirtió en reacción efectiva por tierra y por aire, demostrando de que están hechos los elementos castrenses.
No es novedad la efectividad nocturna de las fuerzas del orden, ni es novedad su preparación para enfrentar con táctica a la criminalidad, equipo de radiocomunicación satelital, drones, helicópteros artillados, armas y parque sin límite, pero, sobre todo, orden, disciplina, e inteligencia, eso es parte de lo que saben hacer cuando los dejan actuar.
Poco a poco la contabilidad de los éxitos de las fuerzas armadas se podrá documentar, el objetivo se llama paz y tranquilidad social, la meta, todos los días inhibir el índice de maldad o de criminalidad.
Puede haber mucho poder de fuego, mucho orden y mucha disciplina, pero si no hay inteligencia, son palos de ciego, los tiros de precisión se derivan del análisis de la información, de los datos objetivos que direccionan las estrategias a seguir, por eso, cada vez más se observan resultados tangibles.
De momento, la sociedad está dolida, preocupada por los índices de violencia, con miedo a salir a la calle, muchos viven en la paranoia de la desconfianza, algunas familias en el desconsuelo por la desaparición del ser querido, otras familias de plano, hundidas en la tristeza por la muerte de un integrante.
Estas heridas emocionales tardarán en sanar, la sociedad empieza a ver resultados, empieza a recobrar la confianza con un tema o pregunta implícita ¿Cuál es el grado de confianza que debo tener a las policías locales?
Mientras tanto, “al César lo que es del César”.