Por David Uriarte /

Las dos pistas del circo mediático en México son: las vacunas y las elecciones.

Las vacunas son la gloria o la tierra prometida de los creyentes en el más allá, en el milagro que resuelve lo terrenal y asegura la vida eterna.

En la otra pista, el circo exhibe las estrategias de control político en México, la búsqueda de preservar el poder a como dé lugar, asegurar las diputaciones federales y algunas gubernaturas; las elecciones intermedias son el mejor ejercicio para calibrar el desempeño político del gobierno, es el preludio de lo que pasará en el 2024.

Mientras tanto, el público vive en medio de un espectáculo temporal, ni la pandemia es para toda la vida, ni los gobiernos son eternos.

El tema se vuelve importante en la medida que los mexicanos sufren la realidad y le apuestan a las curas mágicas de las promesas baratas.

La forma de pensar del que sufre es diferente a la forma de pensar del que no sufre; el sufrimiento es el detonante de los estallidos sociales, de la inconformidad subrepticia, del sabor amargo que paladea un segmento de la sociedad dispuesto a estirar hasta donde puede su tolerancia y la esperanza de una vida generosa y funcional.

Entre el miedo a enfermar y perder la vida, los mexicanos recurren a su fe, fe en Dios, en la Virgen, en un poder superior… incluso fe en la ciencia médica, en el gobierno y ahora en la vacuna como garantía o escudo protector.

De alguna manera, la pandemia es un distractor de lo que está pasando en la otra pista del circo: los relevos del control político en algunos estados y la renovación de la cámara de diputados federales y locales así como en miles de municipios.

Los aspirantes a cargos de elección andan con una mano en la boca y otra con hemibalismo, llamando la atención y diciendo aquí estoy.

La pista de las elecciones no llama tanto la atención como la pista de las vacunas, y hay razón, es primero la vida y la salud que cualquier otra cosa incluyendo al administrador del circo.

Cuando el público se dé cuenta que la pista de las vacunas no tiene más rutinas que los juegos de artificio, la frustración los puede llevar a exigir al administrador del circo que les regresen las entradas.