Por David Uriarte /

Mientras muchos mexicanos buscan un tanque de oxígeno para salvar la vida de su familiar enfermo, el gobierno de México envía medicamentos, tanques de oxígeno, material de curación y una serie de utensilios propios para menguar la crisis sanitaria que vive la isla de Cuba.

Alguien podría afirmar que se trata de “candil de la calle y obscuridad de la casa”, la verdad es el desabasto de espacios para atender a los pacientes enfermos que requieren de atención médica y hospitalaria en México, sin embargo, hay actitudes difíciles de entender por parte del gobierno de México, actitudes que minimizan la realidad y subestiman las condiciones de sufrimiento de miles de mexicanos víctimas directas o colaterales de la pandemia.

La actitud salomónica parece estar cargada a los intereses políticos más que sanitarios… que bueno que ayudemos a los países más pobres y tal vez más necesitados, siempre y cuando las necesidades de nuestro país estén cubiertas. –Esto nos vino como anillo al dedo–, dijo el presidente López Obrador el dos de abril del año 2020, refiriéndose a la crisis sanitaria que él llamó –una crisis transitoria–.

A más de un año de la famosa frase “como anillo al dedo”, el Presidente sigue por el mismo camino mientras México sigue igual: por el camino del desastre de salud pública. Para los incrédulos la recomendación es que se den una vuelta por los centros abastecedores de oxígeno o los servicios de urgencias hospitalarias -tanto de los hospitales públicos como privados-, y si hay que ser más objetivos, el recorrido debe terminar en las funerarias y los panteones.

El día de hoy, el informe de vacunación Frontera Norte estuvo a cargo de la titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, una periodista y servidora pública, pieza clave en el gabinete del AMLO. Sin embargo, en lugar de hablar de la Guardia Nacional o de avances en materia de seguridad pública, habló de la aplicación de las vacunas.

Las Secretarías de Salud Estatales dejaron la salud pública y la epidemiología en manos las fuerzas armadas, sublimaron su tarea y le engordaron el caldo el caldo al Presidente, le dieron vida a la frase, “esto nos vino como anillo al dedo”.