Por David Uriarte

 

Ni siquiera puede ser adivinanza por lo obvio de su descripción. Corrían los finales de la década de los ochentas del siglo pasado, y al piso de cirugía del hospital del IMSS de Culiacán, llegaba un joven con los merecimientos suficientes para darle un giro a la neurocirugía y la cirugía de columna en el noroeste del México, un médico apadrinado por los investigadores nacionales del momento, “una promesa” dirían sus amigos.

La euforia de pacientes e instituciones de salud en Sinaloa, construyeron expectativas muy robustas en torno a la habilidad y destreza del recién desempacado neurocirujano, sin embargo, no se sabe si ya traía el virus de la política o se contaminó aquí en su estado natal. Lo cierto es que en poco tiempo se convirtió en prófugo de los quirófanos y preso de la política, primero de salud y después partidista.

Carlos Salinas de Gortari, Jesús Kumate Rodríguez, Francisco Labastida Ochoa y Humberto Gómez Campaña, escoltaron y simbólicamente le dieron la patada de la buena suerte al nombrarlo Director del Hospital General de Culiacán,”Dr. Bernardo J. Gastélum”, cargo que se ganó por algo que pocos saben y tiene que ver con la política partidista que después comentaré.

De director de un hospital general a secretario de Salud en Sinaloa, hasta terminar en una diputación local para después, batir el lodo de la política en una aspiración legítima a gobernar su natal municipio de Escuinapa. Hazaña que le costó dinero, reputación, y un frustrante aprendizaje… el neurocirujano se describe como un apasionado por cumplir con su objetivo: ser presidente municipal de Escuinapa.

Aunque no lo dice, se le percibe cansado de mantener una disciplina partidista que lo mantiene siempre en la fila de espera, por eso, se indisciplinó y emprendió una aventura que le permitió conocer las verdaderas entrañas de la rudeza política; y aunque no cristalizo su anhelo, no desiste en volver a competir y demostrar que puede ser útil en su querido Escuinapa donde radica parte de su familia y quien le dio la vida.

Ya tiró los fierros de la cirugía, hoy busca con precisión quirúrgica ser presidente municipal por un partido que ni el mismo imaginó.