Por David Uriarte /

Los escándalos mediáticos en el régimen del presidente López Obrador obedecen a pérdidas y desequilibrios en todo sentido. Si una pérdida es la privación de lo que se tenía, entonces, la pérdida de la vida, de la salud, los bienes y la seguridad, van a generar miedo, escándalo, rencores, resentimientos, malestar y confrontaciones.

Las videocolumnas de Víctor Alberto Trujillo Matamoros alias “Brozo” y Carlos Loret de Mola, analistas políticos bien informados, periodistas que tienen toda su vida laboral en medio de las actividades presidenciales, describen todos los días una misma realidad: lo que cambia es el enfoque.

En todo régimen político, unos ganan y otros pierden, eso marca de alguna manera un equilibrio de fuerzas, los problemas resurgen cuando muchos ganan y pocos pierden, o cuando muchos pierden y pocos ganan; la ecuación perfecta será “ganar-ganar”, pero jamás “perder-perder”.

Cuando el 60% de la población no tiene que perder, y el 30% trabaja para mantener la riqueza del 10%, esto se convierte en una encrucijada que extravía el rumbo de cualquier pueblo o nación.

Recomponer la distribución de la riqueza es una cosa, y recomponer la distribución de la pobreza es otra… Hay dos formas de ayudar al que tiene menos: darle dinero, o darle un empleo digno. Hay dos formas de perjudicar al que tiene más: quitarle dinero, o quitarle el margen de ganancia vía impuestos.

La fórmula salomónica sigue siendo el “equilibrio”; no es darle dinero al que no tiene, ni quitarle al que tiene, es mantener y promover cada vez más empleos, empleos bien remunerados que les permita a las familias una vida decorosa.

Por otra parte, mantener a los empleadores como una fuente de equilibrio económico, recordando que son los únicos que mantienen al gobierno y a los trabajadores. El gobierno no es una empresa, el gobierno no produce riqueza, el gobierno administra el dinero que por la vía de los impuestos aportan los empleadores, si ahorcan a los empleadores, las empresas cierran y no hay tributación y no hay empleos… y si no hay tributación ni empleos, entonces hay lo que tenemos: incertidumbre. Por eso en México el que no tiene vive tranquilo.