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Por David Uriarte

Más que consejos son recomendaciones para hombres y mujeres convencidos de participar en un proceso democrático, donde la voluntad del pueblo es la mano que abre la puerta a la nómina del Congreso o del Gobierno.

La candidez de muchos participantes en esta experiencia electoral, los expone a vivencias que pueden ser traumáticas al no esperar lo que van encontrar en el camino de la competencia político-electoral.

La tolerancia a la frustración es la pomada que deben comprar como parte de la canasta básica en estos menesteres, tendrán que hacer una pausa en su vida laboral -si es que la tienen- para dedicarse por lo menos sesenta días 24/7, a las actividades propias de alguien que quiere que lo conozcan en la cualidad de posible representante o gobernante de un Municipio o Estado.

Tolerancia a la crítica sana e insana, abandono temporal de la actividad laboral, y abandono temporal de la vida familiar y social, es otro reto a enfrentar.  El cansancio físico y mental reducirá la intimidad en el caso de las y los aspirantes que cuentan con pareja, la deuda de sueño será significativa, y el estado de ánimo se puede ver afectado.

Pero si lo anterior no fuese suficiente, la economía es tema por demás serio e importante -si no se tiene cuidado- las deudas serán parte de la historia personal, las reservas económicas pueden menguar y los gastos imprevistos serán la constante.

Por su fuere poco el riesgo referido, deben estar conscientes que las ‘campañas de lodo’ pueden salpicar en cualquier momento. Pueden ser tocados en lo más preciado como: la dignidad, la familia, el honor, la moral, la intimidad, la privacidad… En fin, los alcances “estratégicos” de los adversarios no tienen límites, por eso, son experiencias únicas.

Los primerizos en las actividades proselitistas, deben contemplar lo inimaginable antes de subirse a la aventura donde sólo hay una silla por cada diez participantes en promedio, es decir, el 90% de los participantes tienen garantizada la derrota.

Ante la tarea cuesta arriba de ganar la simpatía e intención del voto, el desgaste físico, mental, económico y familiar, deben memorizar una frase: “el que quiere ganar, debe estar dispuesto a perder”.