Por David Uriarte /

Las diferencias entre los candidatos se pueden resumir en dos: personales y de partido. Las diferencias personales es la suma de sus atributos acumulados en el tiempo, representan su origen personal y familiar, sus fuentes de ingreso, su genética; mientras las diferencias de partido son las circunstancias actuales, es el valor o la colocación en el poder o en la oposición, así de fácil.

En tanto, los candidatos postulados por el partido en el poder tienen de entrada una ventaja competitiva por la marca y su colocación en la mente de los votantes, los candidatos de oposición tienen la ventaja de la suma de las minorías, es decir, como la oposición está pulverizada, se vuelven competitivos sólo si se suman en contra del partido en el poder.

Como reza el dicho, “Dos cabezas piensan mejor que una”, en este sentido la suma estratégica de la oposición es la única forma de meterse a la competencia por la voluntad de los votantes.

Por su parte, el partido en el poder debe redireccionar la percepción social de su desempeño político para darles margen de acción a sus candidatos, es decir, el gobierno necesita hacer cosas que puedan vender sus candidatos como parte de la oferta política a los electores.

En Sinaloa existen los candidatos conocidos y desconocidos, los conocidos por rijosos, por trabajadores, por honestos, por simpáticos, por su buen o mal desempeño demostrado en sus responsabilidades previas; los desconocidos tienen más cuesta arriba su promoción, necesitan posicionarse en la mente de la sociedad a la que buscan servir.

La primera tarea de cualquier candidato es que lo conozcan, después que le crean y finalmente que voten por él, en estas afirmaciones hay pequeño detalle, el partido en el poder está posicionado en la mente de los votantes de tal suerte, que un candidato desconocido puede verse favorecido sólo por estar postulado por el partido en el poder.

Aunque muchos lo duden, habrá votantes que lo único que busquen en la boleta electoral será en nombre del partido en el poder y con eso bastará para otorgar su voto.

Esta relación psicológica de muchos electores puede ser la diferencia entre el triunfo y la derrota de los candidatos: la marca del partido.

Sin duda hay candidatos y candidatas cuyo valor personal, político, técnico, y profesional, no está en duda, pero están en el recuadro equivocado para la percepción del votante.