Por David Uriarte /
El presidente les manda un chupón a los expresidentes. Como reza el refrán, “el poder se ejerce y la responsabilidad se comparte”. Detrás de las palabras siempre hay pensamiento consciente, aunque la mayoría de las veces es inconsciente.
Eduardo Punset, uno de los divulgadores de la neurociencia más prestigiados del mundo, afirma: “La ciencia está descubriendo el espacio irrisorio que ocupa en el cerebro el pensamiento llamado racional, la inmensidad está ocupada por el inconsciente y por lo tanto por las emociones y la intuición”.
Los estudiosos del psicoanálisis dirían que el conflicto de AMLO entre su “ello” lo resuelve su “yo” sabiendo que el “superyó” le aplaude. En otras palabras, el placer irracional de hacer lo que quiere, lo resuelve al saber que gran parte de la sociedad le aplaude cuando lanza sus sentencias en contra del tirano del poder que engendró la cultura de la corrupción.
Un día antes de presentar su Primer Informe, y sabiendo que los ojos y los oídos de los analistas estarían en el contenido de su discurso del 1° de septiembre, el presidente hace una jugada de tres bandas.
Primero: va a Puebla donde el 24 de diciembre del año pasado se produce la tragedia política por todos conocida; segundo: aborda el tema de la salud desbastando el impacto mediático del desabasto de medicamentos y el impacto para los niños con cáncer; y tercero: saca a pasear parte de sus pendientes con los expresidentes con el siguiente mensaje -“Ya no hay pensión para los ex presidentes y por eso están molestos, ya se les va a pasar, les vamos a mandar una paletita, un dulcecito, un chupón para que se serenen”-.
Visto a la ligera no pasa nada, es música para los oídos de tantos mexicanos agraviados, sin embargo, los conceptos de su categorización, “paletita, dulcecito y chupón”, tienen una connotación y un significado que va más allá, es decir, hay una representación fálica de un macho dominante que les cobra la factura a través de la sumisión oral satisfecha con la paleta o el chupón.
Mientras la razón dice una cosa, el inconsciente dicta otra, y los exabruptos fuera del guion, expresan la verdadera realidad del pensamiento inconsciente.