Por David Uriarte /
Lo más escondido del humano es su inconsciente; una cosa es la expresión pública de un pensamiento o un impulso y otra cosa es el fuego que le atiza para ser o expresar cierta conducta o comportamiento.
Hay muchos jugadores en la cancha política de Sinaloa, los que más se disputan el balón son el gobernador Rubén Rocha Moya, el presidente municipal Jesús Estrada Ferreiro, y el Coordinador del Grupo Parlamentario de MORENA, Feliciano Castro Meléndrez.
El protagonismo político siempre arrastra partidarios y adversarios, el doctor Rubén Rocha Moya busca el equilibrio de fuerzas sin descuidar su marcador, poco a poco consolida su gobierno, suma peones y alfiles como parte de su estrategia, sin embargo, todos los días se reinicia la agenda con imprevistos cuya magnitud va desde leves a severos.
Jesús Estrada Ferreiro un día sí y otra también, enfrenta las diferencias propias de un municipio que busca su equilibrio financiero, social, y político, una percepción social de una tensión más que evidente entre las distintas formas de pensar de él y el Gobernador; a lo anterior se le suman las diferencias de forma y tal vez de fondo entre Estrada Ferreiro y Feliciano Castro.
Entre la familia hay diferencias y entre los políticos más. Entre las razones y las conciliaciones existe un espacio para la reflexión, un espacio para ver el futuro político de los actores y el futuro social de los gobernados y representados.
Conciliar las necesidades de la sociedad es la prioridad de cualquier gobernante, enfocarse en lo fundamental como la seguridad, la salud, la educación y la economía es la tarea pendiente. Mientras los números sigan ofreciendo una realidad igual o peor que antes, los discursos son ofensa a la inteligencia colectiva.
Si el Gobernador apoya a los municipios en los renglones prioritarios, los presidentes municipales se encargan de arreglar lo descompuesto y ofrecer a la sociedad el cumplimiento de su deber en hechos evaluables, entonces la forma y el fondo político será superado por las obras y los resultados.
Si al trabajo de ejecutivo estatal y de los municipios, se le agrega el trabajo del poder legislativo y judicial, la única beneficiada es la sociedad.
La interferencia de un poder en otro siempre tendrá un costo, el cumplimiento estricto de las obligaciones mantendrán forma y fondo como alfombra que amortigüe las diferencias.