Por David Uriarte /

Conciliar es un arte, arte que debe explotar el gobernador electo Rubén Rocha Moya. Los remanentes que no necesariamente rezagos que deja el gobierno saliente, tienen contornos distintos, significados sociales, económicos y políticos de distinto calado.

No es lo mismo hablar de la estabilidad social que hoy genera el sector educativo que en su momento fue un dolor de cabeza para los gobernantes cuando la Universidad Autónoma de Sinaloa tomaba las calles exigiendo subsidio, las secciones sindicales estatal y federal hacían lo propio en búsqueda del cumplimiento de sus prestaciones económicas y sociales, eso fue hace veinte años.

Rubén Rocha Moya enfrenta un mosaico de condiciones encaminadas a la resolución, encuentra las universidades públicas con las estrecheces económicas propias de una transición en el nuevo modelo de gobierno federal, unas finanzas desgastadas en un momento de deterioro de la infraestructura por las condiciones sanitarias.

El gobernador electo se enfrenta a un sindicalismo domesticado en relación al sindicalismo de los tiempos de del presidente Fox, esto le permite o da margen de maniobra en las negociaciones de logros y aspiraciones de los sindicalizados.

En materia de salud, Rocha recibirá una infraestructura hospitalaria con mayor cobertura que su antecesor, es decir, el número de camas hospitalarias en Sinaloa será mayor, por eso viene en los próximos días el Presidente López Obrador para hacer entrega del nuevo Hospital Pediátrico, y el nuevo Hospital General.

Donde las cosas tendrán que tener más atención es en el tema de la seguridad pública, los mandos castrenses seguramente seguirán en las titularidades como parte de la estrategia nacional contra el crimen, sin embargo, habrá que revisar más que su desempeño, sus resultados.

En materia de economía donde incluye al sector primario y secundario principalmente, deberá acelerar la operación cicatriz con los productores del campo, el sector empresarial tendrá que reactivarse y estimularlos para que ofrezcan más ofertas de trabajo y palear, por lo pronto, el hambre de muchas familias sinaloenses.

Esta es la dimensión del reto.