La mejor, o tal vez la única salida para vivir en un mundo de paz y bienestar, es la inteligencia. Si se define esta como la capacidad para resolver problemas, entonces ese es el camino que debe seguir la humanidad si pretende vivir en un paraíso terrenal.

Prueba de la importancia de la inteligencia en materia de seguridad pública son las acciones realizadas y los resultados obtenidos por el Gabinete de Seguridad, encabezado por Omar García Harfuch desde su llegada al Gobierno de México.

Operativos prácticamente quirúrgicos, acciones donde no se dispara una sola bala… todo producto de la inteligencia. En este caso, entendida como la capacidad para penetrar las redes del crimen organizado, obtener información de primera mano y adelantarse con el factor sorpresa, evitando que la corrupción sea la puerta giratoria en los momentos de las aprehensiones.

Los golpes al crimen organizado en fechas recientes se han caracterizado por su limpieza y por los resultados. Aunque esto no significa que no existan operativos fallidos, incluso con bajas lamentables y mortales en la fuerza de tarea de todas las instituciones: SEDENA, MARINA, Guardia Nacional, SSPC, FGR y policías estatales y municipales.

Un equipo táctico sin inteligencia es como un Ferrari en manos tullidas. Se requiere tecnología de punta, sí, pero aún más se necesita sentido común. La inteligencia se demuestra en los hechos, no en los dichos. Los resultados en casi un año de gestión de García Harfuch son evidentes. No se trata solo de cifras: son criminales sacados de las calles y puestos tras las rejas.

¿Faltan muchos? Probablemente sí. La inteligencia de las instituciones de seguridad pública se enfrenta a la del crimen organizado, a su contrainteligencia, a traiciones y filtraciones que incluso pueden venir desde las propias corporaciones. Es un proceso constante de depuración, una lucha permanente entre los ofrecimientos y dádivas del crimen organizado contra la verdadera vocación de servicio de cada elemento en las filas policiales, sean federales, estatales o municipales, cuyo único objetivo debe ser proteger a la sociedad.

Cualquier inversión que se haga en equipamiento destinado a mejorar el desempeño policial es válida, mientras la condición humana no practique el respeto. La inteligencia sigue siendo el camino.