Por David Uriarte /
Prácticamente se pueden dividir en dos las causas de los problemas psicológicos: los causados por alteraciones estructurales o funcionales del cerebro, y los causados por aprendizaje o adaptación a las circunstancias. Tan diferentes las causas como los tratamientos.
Muchas personas arrastran desde la niñez, incluso desde la etapa prenatal, problemas en su cerebro que habrán de terminar con una serie de signos y síntomas que lo mantendrán fuera del rango de la salud mental.
Otros, pueden tener un cerebro sano y funcional, sin embargo, en determinado momento pueden agotar sus mecanismos de defensa o de adaptación y sucumbir ante las adversidades manifestando una serie de desórdenes psicoemocionales.
La importancia en la diferenciación del origen se explica por sí sola, no es lo mismo una persona cuyo desorden se debe al desequilibrio de los neurotransmisores, a fallas de interconexión neuronal, a procesos degenerativos neuronales -como en la enfermedad de Huntington-, a las personas clínicamente sanas y funcionales que en determinado momento son superadas por los conflictos de la vida de relación.
La diferencia entre una persona con trastorno del control de los impulsos por falla o daño de la corteza prefrontal, y la persona impulsiva bajo ciertas presiones que superan el límite de tolerancia de cualquier humano, marca la diferencia en el abordaje terapéutico.
Mientras en las personas con daño estructural y funcional del cerebro, los procesos psicoterapéuticos les beneficiarán poco, a las personas con daño psicológico por imitación de modelos conductuales patológicos o por carencia de herramientas cognitivas, la psicoterapia puede ser la escalera que lo lleve al bienestar en poco tiempo.
De lo anterior se desprende la importancia de la semiología en la evaluación clínica para establecer un diagnostico lo más preciso posible. En los enfermos, el diagnóstico es la base del tratamiento; en los sanos, un diagnóstico los etiqueta y los marca, es decir, la suma de signos y síntomas aislados no representan una entidad diagnostica per se. Entendiendo la raíz del problema psicológico, la solución terapéutica es más fácil.